En Lviv se ha reanudado una historia inesperada y, al mismo tiempo, preocupante, que ha provocado una amplia resonancia en la sociedad y pone en duda el cumplimiento de la disciplina militar y legal
Maksym Muzichko, un movilizado de 31 años de Volyn, se encuentra en estado crítico en un hospital de Lviv, lo cual ya ha sido objeto de intensos debates e incluso disputas entre distintas instituciones. Según sus familiares, esto no es solo un accidente fortuito, sino una consecuencia de graves violaciones por parte de los registros militares y otras estructuras oficiales. De acuerdo con la información divulgada por la madre de Maksym, Larisa Muzichko, sus familiares recibieron las noticias impactantes justo cuando el hombre aún se encontraba en Lutsk. Justo allí, en junio, según informa la familia, representantes del Centro de Reclutamiento y Apoyo Social (TЦК) lo detuvieron sin previo aviso y sin documentos oficiales. La madre de Maksym afirma que en ese momento a su hijo «le echaron gas en los ojos» y —lo más terrible— lo trasladaron por la fuerza, violando todos los procedimientos, al cuartel militar local sin realizarle ningún examen médico o psicológico. Por otra parte, el TЦК de Lutsk asegura que sus acciones fueron completamente legales y conformes a los procedimientos establecidos. Según ellos, el 11 de junio, cuando Maksym fue detenido, fue enviado a someterse a una comisión médico-militar, y, según sus datos, este procedimiento no fue violado con respecto a este movilizado de alto perfil. En el comunicado de la institución se afirma que «durante el traslado al TЦК y al centro de apoyo social, el ciudadano se comportó tranquilamente, no se le aplicaron medios físicos u otros modos de influencia, y la información sobre el uso de gas en aerosol es falsa». Además, mostraron que tras completar los procedimientos formales, fue enviado a un centro de formación para la capacitación básica militar. Sin embargo, por otro lado, la policía de Lviv tiene sus propias versiones y actualmente lleva a cabo una investigación del incidente. Según representantes de la Dirección Principal de la Policía Nacional en la región de Lviv, el 12 de junio recibieron una denuncia de que un hombre con traumatismo craneoencefálico abierto y signos de lesiones por caída había sido ingresado en un hospital de la ciudad. Los médicos también confirmaron estos datos, indicando que la víctima es precisamente el movilizado de Volyn, y que fue ingresado en estado grave. Según datos preliminares, las autoridades policiales determinaron que el joven, de 31 años, saltó del camión durante su transporte al polígono para cumplir con el servicio militar. Esta versión causó un mayor impacto, ya que contradecía la versión familiar sobre «uso de gas» y «violaciones interplanales». Dentro de la investigación criminal, se ha abierto un caso por «lesiones corporales graves por negligencia» (artículo 128, parte 1, del Código Penal de Ucrania). La familia de Maksym está convencida de que su detención y transporte ocurrieron con graves violaciones de derechos y procedimientos, lo que pudo haber provocado sus heridas. Exigen una investigación detallada, el castigo justo de los responsables y una respuesta objetiva por parte de las estructuras militares y de seguridad. A su vez, el registro militar y la policía aseguran que sus acciones fueron legales, intentando, en su opinión, evitar evaluaciones excesivas y concentrándose en esclarecer todos los detalles del incidente. Esta historia suscita muchas preguntas respecto a la observancia de los derechos de los movilizados, así como los procedimientos relacionados con su transporte y los exámenes médicos. El caso de Maksym Muzichko ha motivado a activistas cívicos y abogados a denunciar posibles abusos y deficiencias en el sistema de registro militar y movilización. La responsabilidad por estos incumplimientos puede tener consecuencias de largo alcance, afectando la confianza de la sociedad en las instituciones estatales, así como el sistema judicial y de seguridad. En la sociedad continúa el debate sobre quién realmente es responsable de este incidente y qué lecciones se pueden extraer de la situación. La veracidad de la información de las autoridades policiales y militares, y qué acciones tomará el Estado para prevenir casos similares en el futuro, son cuestiones que aún permanecen abiertas. Pero lo que resulta claro es que la historia de Maksym Muzichko vuelve a subrayar la necesidad de incrementar el control y la transparencia en los procesos de movilización y provisión militar, desde los primeros días hasta el final.