Antes de las cumbres del G7: El Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania llama a intensificar las sanciones energéticas contra Rusia debido a nuevos bombardeos y a la tensión creciente

En vísperas de la visita de los líderes de los países principales del Grupo de los Siete a Canadá, la diplomacia ucraniana se enfrenta a nuevos desafíos relacionados con la escalada de la agresión rusa y la guerra energética contra Ucrania. El ministro de Asuntos Exteriores, Andriy Sybiha, al comentar los últimos ataques masivos a ciudades ucranianas, en particular a Kremenchuk, hizo un llamamiento a las comunidades diplomáticas mundiales a tomar medidas más decididas contra Moscú —en particular, reforzar las sanciones y las restricciones en el mercado petrolero. En su declaración, publicada en la red social X (antiguamente Twitter), Sybiha subrayó que el ataque ruso a la infraestructura energética de Kremenchuk es una prueba de la magnitud y el cinismo de Кремль en esta guerra. «El ataque bárbaro de ayer a los objetos del sistema energético de Kremenchuk es otra prueba de que Rusia busca destruir la infraestructura energética civil ucraniana. Moscú apunta activamente a la red energética ucraniana para debilitarla aún más, mientras el mundo se centra en la situación en Oriente Medio», afirmó el diplomático. Según Sybiha, las acciones de Moscú demuestran un cinismo en el que, por un lado, intenta aparentar deseos de diálogo pacífico y constructivo, supuestamente con apoyo de Estados Unidos, y, por otro, continúa intensificando ataques terroristas contra la infraestructura civil de Ucrania. «El presidente ruso Vladimir Putin, con sus declaraciones «internacionales» constantes sobre su disposición al diálogo, se ha convertido en testigo de olas ilimitadas de destrucción y terror. Sus esfuerzos por crear una imagen de «posición constructiva» se disipan cada día en medio de una guerra cínica», añadió Sybiha. El ministro hizo un llamamiento a los socios mundiales de Ucrania para actuar con mayor radicalidad. Según él, «la respuesta más eficaz» sería una destrucción masiva del sistema energético ruso mediante golpes sancionadores. Propuso medidas concretas: limitar el precio del petróleo a 30 dólares por barril, implementar nuevas prohibiciones contra el régimen de «flota en sombra», y reforzar las sanciones energéticas, en particular contra capitanes y empresas que transporten petróleo y gas rusos fuera del círculo de sanciones. «Impactar exactamente en el punto más sensible —la energía rusa— significa debilitar a Putin y a su régimen. Y eso no solo frenará sus intenciones agresivas, sino que también creará condiciones reales para la paz y la estabilidad en Ucrania», enfatizó Sybiha. En medio de las tensas conversaciones diplomáticas, a un día del G7, se sabe que los problemas con las sanciones siguen siendo relevantes. La Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, ya instó previamente a tomar medidas más radicales contra Rusia. Señaló que, para lograr la cesación de la guerra y la seguridad en Ucrania, es necesario aumentar considerablemente la presión económica sobre Rusia. Antes de las reuniones en Canadá, afirmó: «Debemos aumentar la presión para hacer que Rusia detenga sus acciones criminales. Esto incluye reforzar aún más las sanciones, especialmente en los ámbitos energético y financiero». Mientras la Unión Europea prepara un nuevo paquete de sanciones para intensificar la presión sobre Rusia, en Estados Unidos aún se libra una dura discusión sobre posibles medidas. La administración estadounidense todavía no ha definido completamente el alcance de las decisiones sancionadoras. El expresidente Donald Trump expresó su preocupación de que una presión excesiva pueda perjudicar los esfuerzos de reconciliación, y busca evitar pasos drásticos para no complicar el proceso diplomático. En Europa, el único objetivo es cambiar la situación en Ucrania en favor de la diplomacia y la paz. El 10 de junio, la Comisión Europea presentó el 18º paquete de sanciones contra Rusia, que prevé medidas restrictivas aún más amplias. Sin embargo, todavía no se ha logrado convencer a Estados Unidos de implementar una serie de sanciones adicionales debido a diversas diferencias políticas y estratégicas. En estos tiempos difíciles, los líderes mundiales deben tomar una decisión: si es posible mantener el diálogo diplomático y reducir gradualmente la tensión, o si, por el contrario, fortalecer los golpes económicos y las restricciones energéticas que puedan acelerar un giro final en la guerra. Pero lo que está claro es que Ucrania se encuentra al borde de nuevas pruebas, y la comunidad internacional debe actuar con la máxima firmeza y coordinación para apoyarla en este momento sumamente difícil.