Las protestas contra la administración de Donald Trump se han desarrollado en Estados Unidos con diferentes niveles de intensidad y magnitud, con unos cientos de manifestantes que participaron en distintas ciudades del país el pasado sábado

Los organizadores de estas acciones, bajo la consigna «No Kings» (Ni reyes), aseguran que millones de estadounidenses salieron a las calles para expresar su disconformidad y defender la democracia frente a la capacidad de Trump de abusar de sus poderes. Según los organizadores, las manifestaciones masivas tuvieron lugar no solo en grandes metrópolis, sino también en pequeñas localidades, y cada participante expresó su protesta con gritos de consignas anti-autoritarias, llamando a mantener los valores democráticos y proteger los derechos de los inmigrantes. En particular, en Atlanta, que reunió aproximadamente a unas 5,000 personas, los manifestantes llenaron rápidamente la plaza principal, y miles de ellas se congregaron tras las vallas para escuchar atentamente los discursos frente al edificio de la administración estatal. En Seattle, según estimaciones de las autoridades locales, en la protesta más grande en el centro de la ciudad participaron más de 70,000 personas. Fue uno de los mayores mítines en todos los Estados, y sus organizadores declararon que estas movilizaciones deben ser la voz de quienes no están de acuerdo con las políticas del gobierno actual. Al mismo tiempo, las autoridades en todo el país están tomando medidas para garantizar el orden público, llamando a la mesura y evitando la violencia. En algunos estados, incluso movilizaron a la Guardia Nacional en previsión de las concentraciones masivas. A diferencia de protestas anteriores, los enfrentamientos con las fuerzas del orden fueron ocasionales y, en la mayoría de las ciudades, las manifestaciones terminaron sin incidentes graves. La situación más tensa se registró en Los Ángeles, donde la policía utilizó gases lacrimógenos y otros dispositivos especiales para dispersar a la multitud tras el final de la protesta. Allí, se congregaron participantes que protestaban por las redadas de las agencias federales contra inmigrantes la semana pasada, además de responder a la orden de Trump de desplegar la Guardia Nacional y la Marina en ese estado. Los últimos días, en la ciudad y alrededores, se han llevado a cabo bloqueos de carreteras, quema de autos y otras acciones de disconformidad. En Portland, la situación fue tensa hasta la noche: los manifestantes se reunieron frente a la Oficina de Migración y Aduanas de EE. UU., y la policía usó gases lacrimógenos y artículos antimotines para dispersar a la multitud, lo que evidenció un creciente enfrentamiento entre las autoridades y los activistas. Otro incidente ocurrió en Salt Lake City, Utah, donde la policía inició una investigación por un tiroteo durante una de las marchas masivas en el centro de la ciudad. Como resultado, una persona resultó gravemente herida, y según el jefe de policía local, Brian Redd, se detuvo a tres individuos, incluido el presunto tirador, quien además recibió heridas de bala durante el conflicto. Estas acciones masivas tienen lugar en el contexto de las protestas provocadas por el inicio de las redadas federales contra inmigrantes que comenzaron la semana pasada. Además, una noticia destacada fue la transferencia de componentes militares, como la Guardia Nacional y la Marina, a Los Ángeles, donde los manifestantes bloquearon autopistas, incendiaron vehículos y realizaron acciones de resistencia, buscando llamar la atención sobre las políticas amenazantes de la administración de Trump respecto a los inmigrantes y la ciudadanía. Existen diferencias significativas en el enfoque de las protestas en comparación con años anteriores. Se han vuelto más dispersas y localizadas: en lugar de una gran manifestación en todo el país, ahora se realizan varias protestas y mítines menores en distintas regiones. Esto indica que la resistencia a las políticas de Trump se ha vuelto más organizada y multifacética. Ante esta situación, los analistas no descartan que en las próximas semanas estas protestas puedan crecer en tamaño y actividad. No solo representan una expresión del descontento de amplios sectores sociales, sino que también podrían influir en la situación política del país, afectando decisiones gubernamentales y obligando a las autoridades a considerar las voces de quienes se manifiestan. También lea: Millones en contra de Trump: cómo comenzaron las protestas en EE. UU. contra el nuevo gobierno y si tendrán un impacto duradero.