La revelación de los activos financieros y comerciales de Donald Trump revela ingresos a gran escala provenientes de diversas fuentes, desde criptomonedas, bienes raíces y venta de souvenirs hasta la creación de sus propias imperios mediáticos y colecciones licenciadas
Según el análisis de la declaración financiera publicada por Reuters y confirmada por "European Truth", es evidente que el expresidente de los Estados Unidos ganó más de cien millones de dólares solo en el último año. En total, sus activos se valoran en aproximadamente 1,6 mil millones de dólares, lo que indica uno de los aspectos más ricos de su comunidad empresarial. A pesar de las declaraciones de Trump sobre la transferencia de la gestión de sus activos a fondos fiduciarios, el control sobre sus principales negocios, en su mayoría en los sectores de bienes raíces, criptomonedas y medios, permaneció en manos del expresidente, generando dudas sobre posibles conflictos de interés y esquemas opacos de ingreso de dinero. Según documentos legales, uno de los mayores ingresos de Trump el año pasado provino del lanzamiento de una memecoin llamada $TRUMP, que le reportó aproximadamente 320 millones de dólares en comisiones. Las fuentes oficiales no proporcionan información sobre cómo se distribuyeron exactamente los fondos entre Trump y sus socios comerciales. Al mismo tiempo, se observa una actividad activa en el sector de finanzas descentralizadas, ya que el negocio familiar recibió más de 400 millones de dólares de la empresa World Liberty Financial, especializada en este campo. Una atención especial merece los activos en el sector de los medios de comunicación. En particular, Trump posee una participación significativa en la empresa Trump Media & Technology Group, que administra la popular red social Truth Social. Esto, según los analistas, puede tener un impacto sustancial en el panorama político e informativo. El portafolio financiero del expresidente también incluye una renta considerable procedente de bienes raíces. Según la declaración, tres de sus campos de golf en Florida —Jupiter, Doral y West Palm Beach— así como el legendario club privado Mar-a-Lago, le generaron al menos 217,7 millones de dólares. La mayor parte, 110,4 millones de dólares, fue ganada en el centro de golf Trump National Doral en la zona de Miami. Este lugar se destaca como una de las principales fuentes de ingreso del negocio de Trump en la región. Además, el exmandatario recibió ingresos adicionales en forma de regalías y pagos por licencias. En particular, le acreditaron 1,3 millones de dólares por colaborar con Greenwood Bible, cuya aprobación oficial posee él y Liel Greenwood. También llegaron sumas considerables, de varios millones de dólares, de marcas comerciales como Trump Watches (2,8 millones) y Trump Sneakers and Fragrances (2,5 millones). La declaración también incluye ingresos por arte digital: Trump valoró en 1,16 millones de dólares las ventas de NFT, coleccionables digitales con su imagen. Curiosamente, la esposa del expresidente, Melania Trump, también ganó dinero con su colección de NFT, recibiendo cerca de 216 mil dólares en concepto de pagos por licencias. Esto indica una activación de enfoques innovadores para monetizar su marca e imagen en el espacio digital. Una parte significativa de los ingresos de Trump proviene también de inversiones pasivas en bienes raíces. En concreto, recibió al menos 12 millones de dólares en dividendos e intereses de inversiones, incluyendo activos inmobiliarios en Florida, como su resort y centro de golf. Se sabe que estos activos generan cientos de millones de dólares anuales, proporcionando un ingreso estable al exlíder. En resumen, las actividades comerciales de Trump abarcan un amplio espectro: desde bienes raíces comerciales, criptomonedas y medios, hasta la venta de souvenirs. Considerando la escala de los flujos financieros, su patrimonio y sus ingresos crecen cada año, y su papel como actor importante en diversos sectores de la economía estadounidense permanece influyente. Frente a todas estas revelaciones, surgen preguntas sobre la transparencia de sus actividades financieras, posibles conflictos de interés y qué papel desempeña su riqueza personal y la de su equipo en todo esto. Sin duda, esto será un centro de atención tanto en círculos políticos como entre expertos en gobernanza corporativa, ya que la magnitud de los ingresos y activos sigue siendo objeto de amplias discusiones y análisis.