La noche del 12 de junio, los ocupantes rusos llevaron a cabo un ataque aéreo masivo en territorio de Ucrania, utilizando un frente de guerra inédito compuesto por 63 vehículos aéreos no tripulados, en su mayoría del tipo Shahed

Este fue uno de los ataques de mayor escala e intensidad en los últimos tiempos, que representó una prueba seria para el sistema de defensa aérea ucraniano. Según la información del mando de las Fuerzas Aéreas de Ucrania, durante este ataque nocturno, las fuerzas ucranianas respondieron activamente y lograron neutralizar 49 de los 63 drones enemigos — principalmente con la ayuda de modernos medios de defensa aérea, que lograron derribar con éxito 28 «Shahed» y neutralizar otros 21 drones mediante guerra electrónica, suprimiendo sus señales con sistemas RER (Radioelectronic Warfare). Esto demuestra un alto nivel de preparación de los defensores ucranianos y un trabajo eficaz de los sistemas de protección en condiciones complejas de ataques nocturnos. El ataque comenzó en la tarde, aproximadamente a las 22:00 del 11 de junio, y se prolongó durante toda la noche. En esta noche corta, pero muy tensa, el adversario trató de impactar en objetivos clave en las regiones norte, este y sur del país desde las direcciones de Kursk, Orel, Millerovo, Primorsko-Akhtarsk — es decir, desde territorios de la Federación Rusa y las zonas ocupadas de Crimea. El objetivo principal de los ataques rusos fue la vulnerabilidad de la infraestructura ucraniana en esas regiones. En algunos casos, los drones rusos alcanzaron sus objetivos e hicieron graves daños en siete locaciones, lo que confirma varias detonaciones y caída de fragmentos en objetos dañados, incluidos edificios, infraestructura energética y objetivos militares en el sur, este y norte del país. Esto indica que los fragmentos enemigos fueron detectados en distintas regiones, y entre los escombros también se observaron daños significativos en infraestructuras. En general, al amanecer del 12 de junio, los sistemas de defensa aérea ucranianos detectaron y neutralizaron 49 aparatos no tripulados de diversos tipos y variantes. Entre ellos, 28 drones fueron abatidos con medios terrestres de impacto, como sistemas de misiles antiaéreos y ametralladoras, mientras que el resto fue suprimido o destruido mediante guerra electrónica, lo que ayudó a reducir la intensidad del ataque y prevenir daños aún mayores en la infraestructura. Los drones rusos ya se han convertido en una presencia habitual en el espacio aéreo de Ucrania, pero una operación de tal escala demuestra que el enemigo busca avanzar desde todos los frentes posibles, usando armas modernas. Recordemos que, a pesar del esfuerzo del ejército ucraniano y de los logros en la protección aérea, como un arco stellado comentado con entusiasmo por su efectividad, el adversario continúa buscando puntos débiles y realizando ataques lo más rápidos y masivos posible. En conjunto, la noche del 11 al 12 de junio confirmó un aspecto importante: las fuerzas ucranianas son capaces de hacer frente a ataques aéreos masivos y de neutralizar la mayor parte de los drones enemigos. Sin embargo, esta noche también generó muchas preguntas sobre la seguridad futura y la preparación de los objetos energéticos y de transporte para posibles nuevos ataques, ya que el enemigo continúa empleando tácticas militares para desestabilizar la situación en el país y aumentar el costo de sus logros militares.