El 3 de junio, Sumy, en Ucrania, volvió a ser blanco de ataques por parte de las fuerzas rusas, que llevaron a cabo un bombardeo utilizando el sistema de artillería de lanzamiento múltiple «Grad»

Chas Pravdy - 12 junio 2025 10:30

Esta noticia se difundió rápidamente entre los habitantes de la ciudad y provocó una ola de inquietud y preocupación, ya que anteriormente los bombardeos habían impactado, ya sea accidentalmente o intencionadamente, en barrios residenciales, destruyendo vidas e infraestructura. Pero ahora, las condiciones y la escala del ataque generan un resonancia particular, considerando que Rusia demuestra su capacidad para emplear artillería de mayor alcance en áreas cercanas a la frontera, que anteriormente estaban bajo control de fuerzas de ocupación o incluso fuera de la zona de proximidad inmediata a la ciudad. Según información procedente de fuentes de "Ukrayinska Pravda", en la mañana del 3 de junio, las fuerzas rusas realizaron un ataque con misiles desde el sistema de artillería de lanzamiento múltiple "Grad" de calibre 122 mm, cuyo alcance operativo, según diversas fuentes, oscila entre 20 y 40 kilómetros. De acuerdo con estudios de expertos y reportes de las autoridades, este impacto estuvo dirigido en el centro de la ciudad, en los automóviles estacionados en los semáforos del núcleo urbano, y provocó una tragedia: tres adultos y un niño de siete años resultaron heridos o fallecidos ya en ese día. La última, Masha, con una fractura en el pulmón, fue trasladada de urgencia al "Ohrimadyt" de Kiev, lo que generó un gran revuelo tanto en los medios locales, como en el ámbito parlamentario y entre los residentes. Preliminarmente, los comunicados oficiales y los medios locales informaron que los rusos emplearon artillería de largo alcance, en particular el sistema "Tornado", capaz de disparar a una distancia de hasta 120 kilómetros y considerada más moderna y eficiente. Sin embargo, posteriormente se confirmó que la posible fuente del ataque con misiles fue el sistema "Grad" o su moderna versión "Tornado-G", que tiene un alcance máximo de aproximadamente 40 kilómetros. Esto implica que el disparo con "Grad" fue realizado desde territorio ruso, desde áreas situadas cerca de la frontera de Sumy, como las aldeas Sinyak, Kulbaki, Novoivanivka, o desde la zona de Huev y Hornali. Esto evidencia nuevamente que las fuerzas rusas continúan demostrando su capacidad para lanzar ataques desde el lado del país agresor, eludiendo el control y la respuesta ucraniana. El análisis técnico de la situación sugiere que durante el bombardeo, las fuerzas rusas habrían adoptado una estrategia deliberada de intimidación a la población, además de intentar demostrar su capacidad para realizar disparos de largo alcance. De ello se deduce que el uso de "Grad" o sistemas similares no solo busca destruir objetivos o eliminar objetivos militares, sino también ejercer presión psicológica sobre los civiles, con la finalidad de desestabilizar la situación en la región. No obstante, los expertos señalan que la táctica de bombardear ciudades con misiles de largo alcance aún no se ha convertido en una práctica masiva y sistemática. Se considera más bien una forma de aumentar la tensión, ejercer presión psicológica sobre los habitantes y presionar políticamente a las autoridades ucranianas. Sin embargo, estas acciones tienen un impacto concreto: forzar al liderazgo ucraniano a reconsiderar sus posiciones y ceder ante las demandas o propuestas de estas fuerzas. Según datos obtenidos de las instituciones encargadas de la seguridad y confirmados por la Oficina del Procurador General, este ataque fue llevado a cabo desde territorio ruso. Esto refuerza la hipótesis de que los ocupantes utilizan activamente su capacidad para atacar ciudades ucranianas, eligiendo como puntos de lanzamiento áreas que limitan con nuestras fronteras — en el norte y el este. Una característica distintiva de este enfoque es que Ucrania aún carece de la capacidad suficiente para detectar y detener estos ataques con rapidez, lo que aumenta el peligro para los civiles de la ciudad y las regiones circundantes. Además, los especialistas subrayan que el empleo de sistemas de artillería en zonas fronterizas destruye cualquier ilusión de seguridad y abre nuevas escalas de riesgos: la posibilidad de repeticiones rápidas y sorpresivas o incluso de intensificación de los ataques. Aunque actualmente esta táctica aún no se ha consolidado como una práctica habitual, sienta las bases para acciones más masivas y dirigidas en un futuro cercano. Los politólogos y militares interpretan este comportamiento de Rusia principalmente como un movimiento psicológico y político: un intento de intimidar, demostrar la capacidad de actuar más allá de sus límites anteriores, y presionar para que el liderazgo ucraniano negocie en términos favorables para el agresor. La esperanza de que estas acciones hagan que Ucrania retroceda en sus principios se debilita con cada nuevo bombardeo. Sin embargo, a pesar de todas las pruebas, los ucranianos muestran una resiliencia indomable, luchan por sus ciudades y no se dejan someter por la presión psicológica. Mientras tanto, la situación en la dirección de Sumy permanece tensa. Teniendo en cuenta el ritmo y las características de los ataques enemigos, los expertos analizan el desarrollo futuro de los acontecimientos, no solo desde los aspectos militares y técnicos, sino también en relación con el estado psicológico y la disposición a la movilización de la población. Los lectores podrán conocer más detalles sobre la situación en otros frentes, las consecuencias de la retirada de las fuerzas ucranianas de Kursk, así como posibles escenarios de aproximación a la frontera y sus implicaciones para la ciudad, en artículos futuros.

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