Ucraniano que atacó con un cuchillo a transeúntes en el centro de Ámsterdam resultó ser un desertor que combatió contra Rusia y decidió huir para terminar en una cárcel europea por su cuenta

Chas Pravdy - 10 junio 2025 18:00

Estos hechos se dieron a conocer gracias a una investigación de periodistas del programa neerlandés Nieuwsuur, propiedad de la emisora NOS, y fueron difundidos a la sociedad ucraniana en el marco del proyecto colaborativo "La Verdad Europea". Según la investigación, el sospechoso — un ucraniano de 30 años, Roman D., quien en marzo de este año realizó un ataque con cuchillo y apuñaló a cinco personas en la Plaza Dam — no es simplemente un criminal al azar, sino un exmilitar. Su biografía militar indica que fue movilizado a las Fuerzas Armadas de Ucrania y sirvió en la artillería, en particular en el 503º batallón, que jugó un papel clave en la defensa de Vugledar y Jersón. Incluso antes del inicio de la guerra a gran escala, en 2019, fue asignado a una unidad de artillería, y desde entonces su vida comenzó a cambiar. Según excompañeros, Roman D. en los últimos tiempos mostraba signos de tensión mental y de una afición inusual por ideas diversas. De acuerdo con ellos, incluso antes de partir de Ucrania, manifestaba deseos de entrar en una prisión europea — una especie de «vida en reclusión» en el extranjero, que consideraba más deseable que quedarse en casa. Su excomandante, Yuriy Malyuta, relató que sus antiguos compañeros notaban desde hace tiempo su estado alterado: él estudiaba leyes de diferentes países en busca de maneras de obtener una sentencia de por vida, y a menudo hablaba de sus planes de ingresar en cárceles noruegas, destacando su régimen humanitario. Las fuentes policiales informan que en enero de este año Roman tuvo un breve permiso, aparentemente concedido para visitar a su madre en la República Checa. Sin embargo, no llegó y su madre cuenta que desde el inicio de la invasión rusa no tuvieron contacto. Según ella, las autoridades holandesas le informaron que su hijo llegó a los Países Bajos directamente desde Ucrania, y no desde Chequia, como él había mencionado. En conversaciones con excompañeros de combate, Roman D. expresó en varias ocasiones su deseo de hacer algo radical — por ejemplo, matar a alguien en Noruega para poder ingresar en el sistema penitenciario de ese país y «vivir allí el resto de su vida». Muchos expertos consideraron que sus acciones podrían reflejar problemas psicológicos, pero en todo el mundo las autoridades advierten sobre la posible influencia de Rusia, que según informes busca desestabilizar los países occidentales a través de diversas provocaciones. Fuentes del ejército ucraniano reportan que Roman D. fue reclutado en 2022 como parte de la movilización general, y que anteriormente, en 2019, sirvió en una unidad de artillería defendiendo regiones estratégicas en Vugledar y Jersón. Según militares, en 2023 sufrió una grave lesión craneal por una explosión de granada, lo cual probablemente le causó cambios psicológicos aún más severos. Sus compañeros relatan que tras la herida su estado se volvió más retraído. Describen a una persona que con el tiempo se tornó cada vez más aislada, con cambios de humor y comportamientos provocativos. Algunos lo llaman un ermitaño, otros señalan cambios de opinión frecuentes y sin causa aparente. En particular, su interés por tecnologías e ideas llamaba la atención: seguía a Elon Musk, invertía en bitcoins y mostraba interés en el Islam radical, leyendo el Corán, lo que generaba preocupación en su entorno. En cuanto al ataque en sí, ocurrió el 27 de marzo cerca de la famosa Plaza Dam. Un hombre armado con un cuchillo atacó repentinamente a los transeúntes, hiriendo a cinco de ellos. El agresor fue detenido por un misterioso turista británico, quien rápidamente lo inmovilizó y mantuvo así hasta la llegada de la policía. La alcaldía de Ámsterdam premió su valor con honores estatales y expresó su agradecimiento por su valentía y compasión. Las víctimas presentan heridas leves y ya reciben tratamiento. Sin embargo, las autoridades aún se niegan a divulgar el nombre del atacante, alegando que la investigación está en curso y que existen riesgos de seguridad. Tras el incidente, la policía inició una investigación y trató de identificar al sospechoso, aunque fue difícil determinar su identidad de inmediato debido a los documentos falsificados que portaba. Más tarde, se comprobó que estos documentos pertenecían a cinco personas distintas, y todas ya declaran ante el Ministerio de Justicia de Ucrania. Se sabe que Roman D. proviene de Sartana, un pequeño pueblo en la zona de guerra en la región de Donetsk, actualmente bajo control ruso. Esto alimenta las versiones de que el ataque pudo ser parte de una operación mayor de Rusia para desestabilizar Europa, aunque las autoridades oficiales mantienen una postura cautelosa y continúan analizando todos los escenarios. Mientras tanto, los servicios secretos europeos advierten que Moscú busca activamente desestabilizar el mundo occidental, usando todas las oportunidades para socavar la seguridad y las relaciones internacionales. A su vez, excompañeros y expertos militares expresan dudas sobre que Roman D. pueda estar trabajando para el enemigo — afirman que combatió durante años contra los rusos y que probablemente era una persona profundamente controlada por Kiev y comprometida con la resistencia. Sin embargo, no descartan que en su círculo o entre sus conocidos haya habido alguien que trabaje para Rusia y haya intentado manipularlo para sus propios fines. Se sabe que Roman D. planea presentarse en el tribunal a principios de julio. Este caso vuelve a subrayar cuán compleja y multifacética puede ser la situación de seguridad, cuando personas con trastornos mentales, ideas radicales y vínculos con eventos militares pueden convertirse en amenazas inesperadas tanto para la sociedad ucraniana como para la europea. En conclusión, el caso del atacante ucraniano con cuchillo en Ámsterdam deja muchas preguntas abiertas y despierta gran interés entre los expertos de seguridad y las autoridades. La búsqueda de la verdad continúa, mientras que diferentes escenarios sobre sus posibles motivos se analizan en el marco de juegos geopolíticos globales, donde Rusia desempeña un papel central. Las señales de advertencia de diversas fuentes indican que la estrategia moderna de desestabilización de Moscú puede incluir no solo ciberataques y campañas informativas, sino también actos físicos de violencia realizados por personas independientes del Estado, cuyo rol en este proceso aún debe ser aclarado.

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