Hungría y su líder Viktor Orbán llevan tiempo siendo conocidos por su política pragmática respecto a Ucrania, pero las recientes declaraciones inesperadas y extremadamente emotivas del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky han añadido una nueva capa de tensión en las relaciones entre estos dos vecinos

Todo el espectro político internacional la semana pasada observó de cerca este conflicto de palabras, que se convirtió en uno de los más agudos en los últimos tiempos, y una vez más evidenció lo compleja y multicapas que es la interacción entre Ucrania y Hungría en medio de la guerra. La escalada de la situación ocurrió tras la entrevista de Zelensky a medios húngaros, en particular al portal Válsaz Online, en la cual acusó duramente a las autoridades de Hungría de interferir en los asuntos internos de Ucrania. Según el líder ucraniano, las relaciones ucraniano-húngaras atraviesan un período difícil debido a las acciones de Budapest, que, a su juicio, contribuyen a la desestabilización de la situación en Ucrania. Zelensky afirmó que las autoridades húngaras utilizan el tema de la guerra de Rusia contra Ucrania para simular neutralidad o incluso apoyo, pero en realidad se involucran en los asuntos internos de Ucrania, lo que genera una alarma especial en Kiev. Tras estas declaraciones, la reacción desde Budapest no se hizo esperar. Viktor Orbán reaccionó con dureza a las acusaciones de su colega ucraniano en su perfil en redes sociales, Facebook. En sus palabras, Zelensky “se lanzó” precisamente porque los húngaros “no quieren morir por Ucrania”. Esto significa que, en opinión de Orbán, Hungría considera inmoral e idiota sacrificar a sus ciudadanos y recursos presupuestarios por intereses ajenos, especialmente teniendo en cuenta la complicada y multifacética situación en la región. «¡No queremos que nuestros hijos regresen a casa en ataúdes, y que nuestro dinero se utilice para objetivos militares en Ucrania!» — de esa forma, el primer ministro húngaro expresó en su respuesta contundente y emocional, que sonó como un llamado a ambos pueblos a recordar los valores reales y a dormir con pensamientos sobre el costo de la guerra. En medio de esta tensión, la reciente entrevista de Zelensky generó aún más interrogantes sobre los verdaderos motivos de la política húngara. El mandatario señaló que, según sus datos, las autoridades de Budapest “han intentado en decenas de ocasiones” de diversas formas interferir en los asuntos internos de Ucrania; sin embargo, la mayoría de estos intentos permanecieron no públicos o se presentaron en forma de pasos diplomáticos que no tuvieron gran repercusión pública. Al mismo tiempo, también sugirió que Hungría utiliza activamente el tema de la guerra para sus fines internos, particularmente en el contexto de la preparación para las elecciones parlamentarias. En respuesta a estas acusaciones, el gobierno húngaro negó abiertamente cualquier intervención en los asuntos internos de Ucrania. Aseguraron que Kiev percibe de manera muy parcial la política de Budapest y que el objetivo principal de Ucrania es defender sus valores y soberanía. Además, destacaron que los políticos ucranianos, incluido Zelensky, llevan a cabo un juego político que, entre otras cosas, beneficia a la oposición húngara. En particular, crece la sospecha en Hungría de que los políticos ucranianos intentarían usar la situación para desacreditar al gobierno orbanista en el frente político interno. En cuanto a las próximas elecciones y la posición de Ucrania respecto a la integración europea, este conflicto resalta todavía más la complejidad de las relaciones bilaterales. El gobierno húngaro indica que la cuestión de la adhesión de Ucrania a la UE no constituye un interés nacional directo para Budapest, y que los políticos húngaros pueden usar libremente este tema en sus maniobras internas y externas. Paralelamente, los expertos señalan que la situación en torno al “plan ucraniano de Orbán”, sobre el cual ha escrito varias veces el editor de «Europa Laica» Sergiy Sydorenko, revela el verdadero objetivo de las autoridades húngaras: transformar el apoyo a Ucrania en un instrumento para obtener beneficios en la arena política interna. En última instancia, la tensión entre Kiev y Budapest solo aumenta y no muestra signos de disminuir. Ambas partes intentan proteger sus intereses y valores, pero el conflicto verbal puede escalar hacia una crisis más profunda en las relaciones, ya que ambas fuerzas políticas mundiales claramente buscan mantener sus posiciones en una situación difícil que probablemente seguirá en el foco de atención mundial por mucho tiempo.