El ex médico militar Román Zamriy, conocido en círculos médicos y militares bajo el seudónimo de «Yoda», publicó recientemente una historia impactante y alarmante sobre su última experiencia en cautiverio a manos de los representantes del Centro de Comandancia Territorial (TCC)

Según cuenta, a pesar de disponer de documentos que confirman su derecho a la postergación de la movilización, fue detenido ilegalmente y retenido bajo arresto durante tres días en condiciones monásticas, lo que genera indignación y preocupación entre la sociedad y las organizaciones de derechos humanos. Su publicación fue compartida en la red social Facebook, donde detalló los hechos que precedieron a su detención en la región de Chernivtsi. Según el médico, todo comenzó el 4 de junio en un puesto de control cerca de la ciudad de Khotyn. Allí, uno de los representantes del TCC le solicitó los documentos para verificarlos, y posteriormente le ofreció llevarlo al órgano militar para considerar su aplazamiento de la movilización, basándose en documentos oficiales que respaldan su derecho a dicha postergación. "Al ingresar al cuartel, ese empleado pidió mi teléfono para ingresar en la base de datos las fotos de mis documentos que acreditan el derecho a la postergación, pero inmediatamente lo tomó y desapareció sin dar explicaciones. Luego apareció un oficial que informó que me enviarían a una comisión médico-militar, donde supuestamente resolverían mi estatus. Todo parecía un procedimiento normal, como si todo estuviera en marcha según lo planeado, y después de la Comisión Médico-Militar recibiría mis documentos de regreso", relata Zamriy. Sin embargo, las promesas se convirtieron en un absurdo. Según el ex militar, después de varias horas de incertidumbre, lo trasladaron a una habitación oscura cuyas puertas estaban cerradas por fuera. La ventana daba a un almacén oscuro con rejas metálicas. Allí, probablemente, estuvo retenido durante tres días sin que le explicaran por qué consideraban inválidos o inexistentes sus documentos. "Mi teléfono estaba con ellos y insistí en que tenía copias digitales de todos los documentos. Sin embargo, me respondían que 'no hay teléfono, por lo tanto, no hay documentos'", describe la situación el ex militar. Durante estos días, él y otros detenidos fueron trasladados en autobús a un lugar desconocido y tuvieron que permanecer en una sala cerrada, sin comida ni agua, durante muchas horas. Con el tiempo, cuando las fuerzas del orden y los representantes del TCC dejaron de esconderse de sus ojos, le sorprendió la reacción inesperada de un oficial de la unidad militar en la que había sido ingresado: este se mostró indignado por la conducta del personal del TCC de Chernivtsi, que había confiscado su teléfono y tratado de movilizar a una persona que tenía derecho a la postergación. Zamriy enfatiza que entre los representantes del TCC también hay personas humanas y honestas. "Doy gracias a Dios porque no todos son así. Pero estos tres días parecen una prisión cerrada —sin comida, sin teléfono, sin posibilidad de contactar con el mundo. Fue una verdadera presión psicológica y tortura, difícil de olvidar", comenta. Agregó que esa experiencia es difícil de comparar con el cautiverio en Rusia, con el que enfrentó en 2014. "Aunque no me golpearon —a diferencia de otros militares que vi cerca—, la sensación de impotencia y presión psicológica quedó grabada en mi memoria para siempre. Agradezco que no me torturaron, pero la verdad es que los métodos que se usaron solo avergüenzan a nuestro sistema. Esto no es movilización, es tortura", concluye. Lo importante es que la historia de Zamriy no es más que la punta del iceberg. Se sabe que en 2014 se unió voluntariamente al frente y participó en combates en los puntos más calientes, desde Jersón hasta Bakhmut. Después de la invasión masiva de las fuerzas rusas, recibió capacitación bancaria y médica, fue jefe del servicio médico y logró salvar al menos a 700 soldados ucranianos en el frente. En julio de 2023, volvió a la vida civil y se dedicó a la medicina familiar. El fallo de las altas instancias aún no ha sido determinado, pero su condecoración con la Orden "Por los Servicios" de III grado, que tuvo lugar el 22 de enero de 2024 en la capital, constituye una prueba de la alta valoración de su contribución a la defensa del país. Actualmente, la sociedad ucraniana discute esta historia; en particular, los defensores de derechos humanos y abogados subrayan la inadmisibilidad de las violaciones de derechos humanos y la necesidad de una investigación exhaustiva de las llamadas situaciones de "crisis" y de confusión en las instituciones militares. La historia de Zamriy confirma que en la Ucrania moderna existe un sistema capaz de violar los derechos fundamentales de los ciudadanos y emplear métodos crueles e ilegales para lograr sus objetivos. Se está llevando a cabo una investigación, y la comunidad espera justicia, ya que cada defensor ucraniano merece protección y un trato justo por parte del Estado.