Trump molesto por los golpes de Ucrania a Rusia: en la Casa Blanca discuten la posible suspensión del apoyo a Kyiv

En el Pentágono y en la Casa Blanca continúa una tensa discusión sobre el apoyo futuro a Ucrania en sus esfuerzos contra las fuerzas militares rusas. La reciente acción de Ucrania, que consistió en realizar ataques en aeropuertos militares rusos estratégicamente importantes para la aviación rusa, generó gran revuelo. El presidente de EE.UU., Donald Trump, quien de vez en cuando expresa su postura respecto a la guerra en Ucrania, esta vez expresó su enfado por esta medida y, en conversaciones privadas con sus asesores, cuestionó la conveniencia de continuar apoyando a Kyiv. Según datos de la prestigiosa publicación The Atlantic, varias fuentes en la administración de EE.UU., incluyendo altos funcionarios y asesores externos de la Casa Blanca, informaron que Trump mostró una profunda insatisfacción por que Ucrania haya tomado esa medida radical sin consultar previamente a Washington. Esta situación fue el catalizador de una nueva ola de debates internos en la administración acerca de las acciones y estrategias futuras en el contexto del apoyo a la soberanía de Ucrania y su guerra contra Rusia. Trump, como siempre, mantiene una actitud crítica hacia el liderazgo de Zelensky, a quien califica como un “resuelto y cabeza caliente”, y advierte que esto podría llevar al mundo entero a un conflicto a gran escala — la Tercera Guerra Mundial. En círculos de la administración también se señala que Trump criticó a Zelensky por no haber informado a sus socios, incluido el presidente de EE.UU., sobre sus intenciones de atacar en profundidad territorio ruso. Según fuentes, las acciones ucranianas sorprendieron a Washington y generaron preocupación en la élite de la Casa Blanca por la escalada del conflicto. En particular, un ex asesor de seguridad nacional, Steve Bannon, en un reciente podcast, afirmó que Trump se pregunta si no habría sido más prudente prever esta escalada y reducir la tensión para evitar consecuencias impredecibles. Estas noticias generaron una oleada de debates sobre las perspectivas del apoyo estadounidense a Ucrania. En la Casa Blanca empiezan a prevalecer ideas de que una frontera segura y duradera para la resistencia ucraniana podría ser muy arriesgada, especialmente si Kyiv toma medidas de manera autónoma sin consultar con Washington. Analistas políticos señalan que esta situación acentúa la cuestión de cuánto está dispuesto EE.UU. a respaldar una táctica militar que podría aumentar el riesgo de una expansión del conflicto e incluso de que toda la humanidad quede involucrada en una crisis global. Otro aspecto en discusión son las relaciones personales entre Trump y la dirigencia ucraniana. Los expertos destacan que las relaciones, a veces conflictivas, entre el expresidente estadounidense y Zelensky, generan preocupaciones de que un apoyo decreciente por parte de Washington podría ser un signo para Moscú y otros actores regionales de que EE.UU. ya no es un aliado confiable para Ucrania. Al mismo tiempo, analistas políticos y diplomáticos discuten posibles escenarios de desarrollo. Una opción contempla que EE.UU. reduzca su ayuda militar y financiera a Kyiv para evitar una escalada mayor del conflicto. Paralelamente, se debate sobre el papel que tiene la postura de Trump respecto a la situación y su interés en “mantener la estabilidad mundial” según sus términos. Un aspecto importante son las negociaciones diplomáticas que se llevan a cabo en Turquía. Según fuentes, especialmente antes de la reunión en Estambul, se discuten escenarios en los que, según las palabras de Trump, podría ser mejor dejar que Ucrania “siga peleando un poco más” antes de abrir un diálogo activo para poner fin al conflicto. Esta postura genera controversia y divide opiniones entre los analistas sobre si ese enfoque será un factor estabilizador en la crisis. En general, en la Casa Blanca se comenta de forma no oficial que la administración ha comenzado a dudar nuevamente y busca un equilibrio entre apoyar a Ucrania y evitar enfrentamientos directos con Rusia. Los expertos consultados señalan que la postura de Trump refleja su lucha interna: por un lado, desea apoyar a los aliados y, por otro, evitar una guerra global. Además, su enfoque a menudo se basa en sus preferencias personales y sus intereses políticos, lo que influye significativamente en las decisiones diplomáticas. En conclusión, la situación respecto a Ucrania y la reacción de Trump generan cada vez más evaluaciones contradictorias y diferencias en el equipo directivo de EE.UU. La postura oficial sobre el soporte futuro sigue siendo incierta, pero la tensión en los niveles superiores del poder continúa en aumento. La cuestión central es si EEUU podrá encontrar un equilibrio entre apoyar a Ucrania y prevenir una confrontación mundial a gran escala, o si tendrá que reevaluar su papel en este conflicto bajo la presión de desafíos internos y externos.