Los medios informan que la administración de Donald Trump está llevando a cabo un movimiento sorprendente en la política militar respecto a Ucrania, redirigiendo en Medio Oriente una parte de los componentes de misiles que anteriormente utilizaban las fuerzas ucranianas para luchar contra los drones rusos
Esta maniobra genera preocupación en Kiev y en los aliados, ya que estos altamente tecnológicos detonadores eran un elemento importante del sistema de defensa antiaérea ucraniano contra los kamikazes dron rusos y garantizaban la protección de cientos de militares y civiles de los ataques enemigos. Según un medio de autoridad como The Wall Street Journal y fuentes confirmadas por “EuroPodaya”, la semana pasada el Ministerio de Defensa de Estados Unidos comunicó de forma no pública al Congreso sobre cambios en la distribución de estos recursos tecnológicos. De acuerdo con esta información, los explosivos que en el pasado estaban planificados para ser entregados a Ucrania ahora se están trasladando en el frente ucraniano-ruso, y parte ya ha sido enviada a bases militares estadounidenses en Oriente Medio. Este paso confirma que, a pesar de las declaraciones oficiales sobre el apoyo a Ucrania en su resistencia contra la agresión rusa, las acciones reales de EE. UU. cada vez se alejan más del deseo de ayudar activamente a Kiev con armas de alta tecnología. También preocupa el hecho de que la decisión de reorientar estos explosivos fue tomada todavía por la administración anterior de George W. Bush, pero fue confirmada de forma detallada durante la administración de Donald Trump. Los cambios fueron oficialmente aprobados el mes pasado, cuando el secretario de Defensa, P. G. G. Hetset, firmó en un boletín interno los documentos que permiten redirigir esta tecnología, incluso si ya había sido adquirida para Ucrania. Se sabe que estas armas de misiles de alta precisión han sido usadas por las fuerzas ucranianas en la lucha contra los drones rusos, ya que eran efectivas y mucho más baratas que otros sistemas, como los misiles aire-aire Sidewinder o AMRAAM. Según fuentes en el Congreso, esta escalada se debe a la urgente necesidad de las fuerzas militares estadounidenses en Oriente Medio de estar preparadas para nuevos escenarios de combate y posibles ataques por parte de opositores regionales. Los documentos internos resaltan la necesidad de una rápida redistribución de estos explosivos, subrayando que la decisión no se tomó para apoyar a Ucrania, sino principalmente para fortalecer las capacidades de EE. UU. en la región y responder a amenazas potenciales que son relevantes para Washington en ese ámbito estratégico. La ausencia de comentarios oficiales del Pentágono, que mantiene un silencio en asuntos de ayuda internacional y operaciones militares, añade tensión a la situación. Al mismo tiempo, miembros del Congreso señalan que la redistribución de esta tecnología demuestra nuevamente cómo cambia la postura de la administración estadounidense respecto al apoyo a Ucrania en su lucha contra la agresión rusa. Por su parte, la administración anterior de Biden aprobó el suministro de esta tecnología a las fuerzas armadas ucranianas, confirmando que la ayuda a Kiev sigue siendo una cuestión estratégicamente importante para EE. UU., aunque con ciertas limitaciones. La posición oficial del ejército estadounidense es que estos explosivos se usan para respaldar los sistemas de armas de alta precisión que Ucrania adquirió hace varios años y que emplea activamente en combates aéreos, especialmente en sistemas de defensa tierra-aire. Las fuerzas ucranianas ya han demostrado su eficacia, obligando a la ejército ruso a reconsiderar sus tácticas en respuesta. Sin embargo, los críticos, entre ellos congresistas y analistas estadounidenses, ven este paso como una señal de un cambio en la postura de EE. UU. respecto a Ucrania. Una de sus preocupaciones es que la retención o el silenciamiento sobre la posible denegación de armas tan importantes en un momento crítico para Ucrania indica que Washington empieza a reducir paulatinamente la ayuda, lo que aumenta los riesgos para los defensores ucranianos. Algunos expertos y políticos incluso sugieren que esta supuesta “fuga” de tecnología podría ser el resultado de motivos no del todo honestos, quizás de índole punitiva o política. En cuanto a las tendencias generales en la estrategia exterior de la administración Trump, se caracterizarían por un enfoque más moderado y menos inclined a apoyar militarmente a Ucrania de manera activa. Aunque los representantes oficiales aseguran que las armas y la tecnología continúan siendo entregadas según acuerdos previos, las acciones concretas indican una disminución progresiva en el nivel de asistencia, especialmente en sistemas de alta tecnología, que son cruciales en los conflictos militares contemporáneos. Mientras tanto, en Kiev reaccionan con pesimismo ante esta noticia, destacando que este cambio de rumbo por parte de EE. UU. pone en riesgo la capacidad de las fuerzas ucranianas para enfrentar eficazmente nuevos desafíos. En círculos diplomáticos se discute que cualquier debilitamiento en el apoyo militar podría complicar significativamente el desarrollo del combate y poner en peligro incluso la ventaja táctica general del ejército ucraniano. Por ello, los funcionarios ucranianos llaman a sus socios internacionales a brindar un apoyo más activo y coherente en materia de tecnologías militares y seguridad, lo que les permitiría no solo repeler ataques, sino también obtener una ventaja duradera en la guerra contra Rusia.