En Кремena aseguran que la explosión cerca del puente de Crimea no causó daños graves, y que el objeto en sí permaneció intacto y continúa funcionando en modo normal

Sin embargo, los servicios de inteligencia ucranianos informan lo contrario y afirman que esta explosión fue otro episodio de una operación coordinada para volar un objetivo estratégico, cuya complejidad confirma en vivo la información recibida de varias fuentes. El portavoz del presidente ruso, Dmitry Peskov, durante una conferencia de prensa, reconoció que hubo una explosión cerca del puente de Crimea, construido por los ocupantes, pero aseguró que no causó daños importantes. Según el representante del Kremlin, "la explosión efectivamente ocurrió, pero no hubo daños en el puente, que sigue operando sin interrupciones". Estas declaraciones parecen un intento de minimizar la importancia del evento y tranquilizar a los rusos y al mundo sobre la estabilidad y seguridad de un objeto estratégico de gran importancia. No obstante, esta información entra en contradicción con los datos de los servicios de inteligencia ucranianos, que informan que el 3 de junio por la mañana se realizó ya un tercer intento en una serie de ataques dirigidos contra el puente de Crimea. Según la Seguridad de Ucrania, esta vez aplicaron dispositivos explosivos submarinos — una operación llevada a cabo en medio de una preparación prolongada y cuidadosamente planificada. A las 4:44 de la madrugada, las fuerzas especiales ucranianas activaron explosivos colocados debajo de las apoyaduras del puente. Según la información disponible, la potencia de la explosión fue de aproximadamente 1100 kilogramos en equivalente de TNT, causando daños significativos a las estructuras en el fondo marino bajo el puente. Como resultado de estas operaciones y las anteriores, el puente se encuentra en estado de emergencia, con riesgo de mayores daños y de que se interrumpa su funcionamiento. Los ataques previos le causaron daños considerables, lo que despertó una gran preocupación entre las autoridades ocupantes, que intentan presentar la situación de manera alarmante pero controlada. El tercer ataque submarino confirma la alta capacidad de los servicios ucranianos para planear operaciones meticulosas en condiciones complicadas. Se informa que la planificación de estos ataques requirió un esfuerzo significativo y precisión, y que la estrategia operacional fue coordinada personalmente por el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, el general de ejército Vasyl Maliuk, quien participó en la elaboración de la táctica y en la gestión de todas las etapas de las operaciones. Gracias a un enfoque meticuloso y a un alto nivel de profesionalismo, las operaciones fueron ejecutadas sin pérdidas entre la población civil, algo particularmente valorado en los tiempos de guerra. Frente a los informes de los servicios de inteligencia ucranianos, el estado agresor sigue cuestionando las posibles consecuencias de estos atentados. La perspectiva del Kremlin intenta reducir la importancia del incidente, pero los hechos que confirman la destrucción del puente parecen evidenciar que la integridad estratégica de esta infraestructura ya está en duda. Mientras Rusia insiste en que todo está bajo control y que no hubo explosión, la inteligencia ucraniana presenta un escenario distinto, indicando un alto nivel de tensión y la continuación de la lucha por el control de objetos clave en las zonas ocupadas. Este supuesto "teatro bélico" se convierte cada vez más en un escenario no solo de enfrentamiento militar, sino también de lucha informativa, donde cada lado busca ganar en la batalla por el reconocimiento mundial y la influencia psicológica. Al mismo tiempo, la situación del puente de Crimea deja muchas preguntas abiertas sobre el futuro de la región y las posibles nuevas acciones por parte de los servicios de inteligencia ucranianos en el marco de la lucha por liberar los territorios ocupados.