El primer ministro de Moldova, Dorin Recean, hizo una declaración contundente respecto a las intenciones de Rusia en la región, que está dividida entre un conflicto silencioso y tensas relaciones internacionales

Chas Pravdy - 04 junio 2025 18:51

Según sus palabras, el Kremlin está poniendo esfuerzos considerables en fortalecer su influencia en el país, especialmente a través del despliegue planificado de hasta diez mil militares en Transnistria, una región no reconocida, y en la instauración de un gobierno pro-ruso en Chisináu, lo que podría cambiar radicalmente la situación en la región. La fuente señala que estas afirmaciones se basan en datos de la inteligencia moldava y evaluaciones que respaldan la preocupación por una posible activación de la interferencia rusa en los procesos políticos internos del país. El político enfatiza que Moscú busca no solo reforzar su presencia militar, sino también sembrar división en la democracia moldava, lo cual, según él, forma parte de una estrategia más amplia del Kremlin para controlar la región. Según Recean, actualmente en Transnistria hay aproximadamente 1,500 soldados rusos, aunque la mayoría de ellos son residentes locales a los que se les ha otorgado pasaportes rusos, lo que añade riesgos adicionales para la estabilidad del país y de la región en general. Sin embargo, la presencia militar controlada por Rusia sigue siendo ilegal bajo el derecho internacional, y Chisináu confía en la retirada incondicional de estas fuerzas. El primer ministro subraya que el despliegue de diez mil soldados rusos en Transnistria representará un serio desafío para la seguridad no solo de Moldova, sino también de los países vecinos. Esto ejercerá presión adicional sobre Ucrania, dado el posicionamiento estratégico de la región. Según sus palabras, tales fuerzas actuarían como una amenaza constante para el suroeste de Ucrania, especialmente en el contexto del aumento de tensiones en la zona y posibles provocaciones. Respecto a las repercusiones geopolíticas, los círculos diplomáticos señalan que la presencia de tropas rusas en Transnistria, así como su posible despliegue en las cantidades que estima la parte moldava, requieren un control y reacción internacional adicional. En el contexto de los desafíos actuales, la injerencia de Rusia en los asuntos internos de Moldova con el fin de cambiar su rumbo político es considerada inaceptable. Mientras tanto, la situación militar en la región y los posibles escenarios de desarrollo siguen siendo temas de discusión activa entre analistas. Destacan que la presencia de tropas rusas en Transnistria, considerando su estatus internacional y la no reconocimiento de esta región, continúa siendo una de las principales amenazas para la estabilidad en Europa del Este. Si se analiza la historia del conflicto, se puede observar que Rusia busca usar este territorio como una herramienta para presionar a Chisináu, así como para formar una influencia militar y política blanda en la región. Al mismo tiempo, la comunidad internacional llama a una resolución diplomática de la situación y a priorizar la soberanía e integridad territorial de Moldova. Considerando estos hechos, los expertos subrayan que las próximas elecciones en el país serán un momento decisivo para definir el rumbo futuro del Estado: si Moldova podrá mantener su independencia y disminuir su dependencia de presiones externas, o si abrirá camino a un posible conflicto militar y a un incremento de la influencia rusa en la región. En general, la situación en Transnistria sigue siendo uno de los aspectos más tensos e inestables en la política regional, y su desarrollo podría tener consecuencias de largo alcance para la seguridad no solo de Moldova, sino también de los países vecinos, en particular Ucrania y Rumania, que es miembro de la OTAN.

Source