Los periodistas han obtenido las primeras imágenes satelitales que muestran una destrucción masiva en la base aérea rusa “Bélaia” en la región de Irkutsk

Estas imágenes evidencian las consecuencias de un ataque de gran escala, llevado a cabo con drones ucranianos en la noche del 1 de junio, lo que confirma la gravedad de los daños y la alta eficacia de la operación realizada por los servicios de inteligencia ucranianos. La transmisión de información de “Radio Svoboda” a partir de las imágenes satelitales muestra cómo, durante esta operación especial, se lograron destruir al menos 11 bombarderos estratégicos rusos. Esto es el resultado de un ataque a gran escala, llevado a cabo en el marco de la operación “Red”, organizada por la Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU). Según fuentes, se ha confirmado la destrucción de siete Tupolev-95 — los principales bombarderos estratégicos de Rusia — así como de cuatro Tupolev-22 M3 y un avión de carga An-12, que no pertenece a la agrupación de aviación estratégica. En los boletines de canales de Telegram y fuentes oficiales se destaca que en el aeródromo “Bélaia” se pudo verificar la destrucción de cuatro Tupolev-22 y tres Tupolev-95. Otros dos Tupolev-95 probablemente resultaron dañados, lo cual puede complicar su uso posterior o requerir reparaciones adicionales. Estos detalles confirman un alto nivel de precisión en los golpes ucranianos y la capacidad de controlar la magnitud de los daños incluso en territorios previamente inaccesibles para estos medios. El antecedente de esta operación se remonta al 1 de junio, cuando los servicios especiales ucranianos llevaron a cabo la operación “Red”, con el objetivo de impactar en bases aéreas estratégicas rusas y destruir objetos clave de la aviación rusa en cuatro aeródromos. Según Vasyl Maliuk, jefe de la SBU, como resultado se logró destruir aproximadamente el 34% de los portadores de aviación estratégica en las bases en Rusia, así como dañar más de 40 aviones de diferentes tipos. Las estadísticas oficiales informan que en esta operación se impactaron 41 aviones de aviación estratégica rusos, incluyendo A-50, Tu-95, Tu-22 M3 y Tu-160. El costo de la aviación dañada, según cálculos de expertos, supera los 7 mil millones de dólares, lo que debilita significativamente la aviación estratégica de Rusia y obliga a su dirigencia a reconsiderar sus estrategias de defensa. Esta operación ha sido una prueba clara de la capacidad de las fuerzas ucranianas para realizar golpes efectivos en objetivos estratégicos del agresor en territorio ajeno. Al mismo tiempo, ejemplifica cómo las tecnologías modernas de drones y la inteligencia satelital pueden cambiar el equilibrio en la región, reduciendo la ventaja del adversario en la conducción de una guerra de carácter estratégico. Cabe destacar que los servicios especiales ucranianos no tienen intención de detenerse: según sus palabras, los golpes estratégicos continuarán con el fin de coordinar y fortalecer las capacidades defensivas del país. El entendimiento de la magnitud de la destrucción y la precisión en los impactos demuestran un nuevo nivel de ventaja táctica y estratégica de Ucrania, mientras que las imágenes satelitales constituyen una valiosa prueba del éxito en la lucha por la seguridad y la independencia del país. Al mismo tiempo, Rusia ya empieza a analizar las pérdidas y cambios en sus planes defensivos, buscando evitar futuros daños y fortalecer su resistencia ante los ataques ucranianos, aunque aún falta mucho para alcanzar una victoria total.