En el Ministerio de Defensa de Rusia confirmaron oficialmente la realización de un intento previo de llevar a cabo un ataque armado mediante drones FPV en varios aeródromos militares en diferentes regiones del país, acusando a los servicios de seguridad ucranianos de estar implicados en esta agresión

Esta declaración se convirtió en un nuevo elemento en la campaña informativa a gran escala del Kremlin sobre supuesta actividad de saboteadores ucranianos en las retaguardias del país agresor. Según la información oficial, el ataque tuvo lugar simultáneamente en cinco objetivos militares estratégicos en Rusia, específicamente en las regiones de Murmansk, Irkutsk, Ivanovo, Riazán y Amur. El Ministerio de Defensa ruso informó que en tres de ellos —Ivanovo, Riazán y Amur— los ataques fueron supuestamente repeleridos por unidades especiales, y en estos casos, el ataque no causó daños importantes ni víctimas humanas. Al mismo tiempo, en las regiones de Murmansk e Irkutsk se reportan incendios en varias aeronaves y otros objetos de tecnología aérea, que se quemaron como resultado del lanzamiento de drones. Según los militares rusos, los fuegos ya fueron extinguidos y, por suerte, ningún personal ni civiles resultaron heridos. El Ministerio de Defensa de Rusia también comunicó la detención de varias personas sospechosas de estar involucradas en este acto terrorista, aunque no se revelaron detalles concretos sobre sus identidades, afiliaciones o coordenadas. En medio de estos eventos, en Moscú y sus alrededores aumenta la tensión y la atención casi paranoica hacia posibles nuevos actos de sabotaje destinados a destruir la infraestructura militar rusa. El trasfondo de esta prolongada campaña informativa remonta a principios de junio, cuando en Rusia comenzaron a ocurrir incendios masivos en aviones estratégicos de las Fuerzas Aerotransportadas rusas. Entonces, las fuerzas de seguridad ucranianas, en particular el Servicio de Seguridad de Ucrania, llevaron a cabo una operación de gran escala con drones, incluidos kamikazes, que resultó en el impacto en más de cuarenta aviones de la aviación estratégica rusa. Posteriormente, los medios rusos y recursos de propaganda enfatizaron que los drones ucranianos supuestamente salían de camiones estacionados en las estaciones de llenado en zonas traseras del país. Sin embargo, antes se supo que estas operaciones formaban parte de una operación especial a gran escala llamada "La Telaraña", preparada durante más de un año y medio y destinada a destruir la infraestructura logística y aérea de Rusia para debilitar el potencial militar del adversario. Incluía no solo ataques a bases aéreas, sino también una campaña informativa integral con desinformación y propaganda de miedo. El cronograma de ataques y el interés en escalar el conflicto sugieren que los escenarios discutidos y las campañas de información de ambas partes continuarán en el futuro, aumentando la tensión entre Moscú y Kiev en el contexto de una guerra que ya lleva años. Al mismo tiempo, en Kiev y entre las fuerzas militares se enfatiza que las tropas ucranianas aspiran a actuar de manera impredecible, utilizando nuevas tácticas y tecnologías, en particular drones kamikaze, para impactar objetivos militares rusos. Este acontecimiento es otra prueba de cuán profundas y complejas son las cuestiones de seguridad y defensa que enfrentan ambas partes con el comienzo de una nueva fase de la guerra, la cual sigue desarrollándose en diferentes escenarios. Se anticipa la continuación de ataques informativos, sabotajes y provocaciones que mantienen y agudizan las tensiones en la región.