La parte rusa dio un paso inesperado en el proceso de intercambio de prisioneros, que se convirtió en una de las etapas clave en la guerra larga y compleja contra Ucrania
Según información obtenida de fuentes independientes y reportes de organizaciones de derechos humanos ucranianas, Moscú entregó a Kyiv una cantidad significativa de ciudadanos ucranianos que previamente habían sido deportados de territorios ocupados y, según el plan oficial de Moscú, debían ser devueltos a su patria, pero en su lugar quedaron en la sombra del hospitalario "reserva" ruso. El intercambio se realizó en formato "1000 por 1000" del 23 al 25 de mayo: cada parte entregó 880 prisioneros militares y 120 civiles. Sin embargo, un análisis de fuentes abiertas, incluyendo datos de la organización pública "Defensa de los Prisioneros de Ucrania", reveló hechos impactantes: más de la mitad de los civiles retornados son personas condenadas por delitos penales que no están directamente relacionados con la guerra. Esto demuestra la controvertibilidad y complejidad de este paso decisivo en las relaciones diplomáticas. Una particular crudeza de la situación la añade el hecho de que al menos 15 de ellos estaban en colonias en territorios temporalmente ocupados en las regiones de Jersón y Mykolaiv desde tiempos de la ocupación. Según defensores de derechos humanos, cumplieron diferentes condenas y, según los términos del acuerdo, debían ser deportados de regreso a Ucrania, pero en cambio, fueron retenidos en centros rusos para extranjeros que permanecen ilegalmente en Rusia. Tal situación genera indignación y una profunda protesta en la sociedad ucraniana. Oleg Tzvili, jefe de la organización "Defensa de los Prisioneros de Ucrania", señala que Rusia utilizó este intercambio para humillar y confundir a las autoridades ucranianas, ofreciéndoles directamente a los participantes en el "acuerdo" alternativas en forma de participación en combates en unidades de "voluntarios". Oficialmente, los representantes de la parte rusa ofrecieron a los prisioneros compañeros de servicio, prometiendo su regreso a casa sin documentación y con incertidumbre sobre su futuro. Según informes, durante el intercambio en Ucrania solo fueron devueltos 15 condenados por cometer delitos graves en zonas de ocupación. Estas personas estaban en colonias que cayeron bajo control de las fuerzas ocupantes en las regiones de Jersón y Mykolaiv. Fueron incluidos en la lista de quienes volverían al sistema legal ucraniano, pero la mayoría de ellos actualmente pasa por exámenes médicos y psicológicos. Otros, tres de los cuales no han cumplido completamente su condena, fueron inmediatamente arrestados tras el intercambio. La situación es aún peor con otra categoría de ucranianos devueltos: ex prisioneros que durante la ocupación estaban en Rusia. Según cálculos de los defensores de derechos humanos, no menos de 50 de ellos se encuentran en situación de deportados y todavía no pueden regresar a Ucrania debido a obstáculos burocráticos y esquemas jurídicos-ideológicos. Los expertos señalan que las autoridades están retrasando la resolución de su estatus, lo que provoca una mayor decepción y una reacción furiosa en la opinión pública. "Son nuestros compatriotas que no tomaron las armas ni traicionaron. Esperaron y mantuvieron una postura pro-ucraniana, incluso cuando todavía era posible, y no aceptaron las condiciones rusas", comenta Oleg Tzvili. Él subraya que estas personas merecen respeto y comprensión, ya que permanecieron leales a Ucrania sin traicionar sus convicciones. También enfatiza que en el futuro, algunos de ellos podrían convertirse en defensores del país, por lo que es importante abstenerse de difundir rumores negativos y juicios traicioneros. Anteriormente, Ucrania y Rusia llevaron a cabo una primera fase de un intercambio a gran escala, en la que lograron devolver a 390 ucranianos. De ellos, 270 eran militares, y el resto civiles. Sin embargo, este proceso fue tenso y estuvo lleno de momentos impredecibles. En particular, el 23 de mayo, Kyiv entregó a Moscú 70 personas condenadas por colaborar con los servicios secretos rusos, incluyendo al ex aliado de Viktor Medvedchuk, Oleksandr Tarnashchynskyi. En general, esta situación resalta la difícil realidad en la que se encuentra Ucrania en el conflicto armado con Rusia, y demuestra que los intercambios de prisioneros a menudo cruzan la línea de una simple ayuda humanitaria. Es una regla en juegos políticos oscuros, donde los destinos humanos se convierten en mercancía y cada nuevo paso es una historia de dolor inconmensurable y esperanza en el futuro.