El Instituto de Estudios de la Guerra (ISW) analiza la situación en torno a la actitud de Rusia hacia el proceso de negociación con Ucrania y saca conclusiones firmes sobre el nivel de interés de Moscú en buscar una solución pacífica

Según los datos más recientes, la decisión de Rusia de enviar representantes de bajo nivel para una nueva ronda de negociaciones en Estambul indica la falta de un verdadero interés en un diálogo constructivo, en lugar de ello, confirma su intención de alargar el proceso y mantener la posición actual, que permite mantener la actividad militar y la presión sobre Ucrania. Los analistas están convencidos de que esa táctica demuestra que el Kremlin no tiene intenciones serias de negociar en condiciones genuinas, y que todo este proceso puede ser utilizado como un instrumento para prolongar el conflicto. Destacan que la decisión de Rusia de volver a delegar expertos de bajo nivel para las negociaciones en Estambul es una señal peligrosa para Ucrania y la comunidad internacional: esta acción puede indicar la voluntad de Moscú de imitar un proceso diplomático, pero sin ninguna verdadera voluntad de alcanzar la paz. En el informe del ISW se incluyen citas concretas de declaraciones de representantes rusos, que en conjunto generan aún más preocupación sobre esta situación. En particular, Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia ante la ONU, afirmó durante la reunión del Consejo de Seguridad el 30 de mayo que Moscú está lista para luchar contra Ucrania tanto como sea necesario — «incluso hasta la victoria total» — y, ante la pregunta de si Ucrania puede aceptar las condiciones de paz rusas, respondió negativamente, sugiriendo que Moscú tiene la intención de continuar la guerra hasta lograr la victoria definitiva, rechazando la posibilidad de compromisos. Al mismo tiempo, Nebenzia declaró que EEUU «ha abierto los ojos» a las «razones fundamentales» del conflicto en Ucrania y acusó a Occidente de apoyar a Kiev, lo cual, en su opinión, «amenaza con profundizar la guerra». Sus declaraciones también contienen llamados a Occidente a cesar el suministro de armas a Kiev y a reducir la ayuda militar, que, según Moscú, debe ser la condición previa para detener las hostilidades. La diplomacia rusa no oculta que ve en el proceso de negociación más bien un instrumento político para ganar tiempo que un intento genuino de llegar a un compromiso. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia declaró el 29 de mayo que la delegación rusa en Estambul será la misma — de bajo nivel — el 2 de junio, como en ocasiones anteriores, y que, según la portavoz María Zajárova, Moscú no tiene intención de cambiar su táctica y reiterará sus demandas anteriores. Esto encaja en la estrategia de prolongar el conflicto para obtener ventajas posicionales adicionales por parte de Occidente y Ucrania. El informe del ISW subraya que esta decisión de los funcionarios rusos solo confirma que Moscú no está interesada en negociaciones de buena fe; su objetivo principal es prolongar la guerra, mantener las acciones militares y presionar aún más a Kiev y a los países occidentales. Continúa considerando las negociaciones no como un camino hacia la paz, sino como un instrumento de manipulación que ayuda a mantener y fortalecer las posiciones del Kremlin en el contexto de una futura campaña militar en Ucrania. Por lo tanto, la comunidad internacional debe mantenerse alerta y estar preparada para nuevas provocaciones e imitaciones del proceso de paz, mientras Moscú mantiene su falta de voluntad de hacer concesiones reales.