Donald Trump confirmó sus intenciones de reforzar significativamente la política comercial respecto a la importación de acero a los Estados Unidos
En el marco de un nuevo paso en la guerra comercial, anunció la intención de duplicar los aranceles existentes sobre las importaciones de metales al país. Según sus declaraciones, el nivel de tarifa aumentará del 25% actual a un impactante 50%, convirtiéndose en una de las iniciativas comerciales más duras en el sector siderúrgico en los últimos años. Esta noticia fue contrastada por el presidente de EE. UU. durante una visita a una fábrica en el estado de Pensilvania, donde pronunció un discurso ante los trabajadores de la industria metalúrgica. En su intervención, subrayó que esta decisión tiene como objetivo proteger a los productores internos de acero, fortalecer la posición de la industria estadounidense en el escenario mundial y detener la disminución de su competitividad. "Vamos a aumentar los aranceles sobre las importaciones de acero del 25% al 50%", afirmó Trump. "Esto fortalecerá aún más la industria del acero en los EE. UU. Para nosotros, esto es importante, y nadie podrá negarlo." Estas palabras resonaron en medio de una prolongada guerra comercial que el líder estadounidense ha desatado contra países que exportan productos de acero a EE. UU. Según datos oficiales del Ministerio de Comercio de EE. UU., el año pasado el país importó mineral de hierro y acero por un valor cercano a 31,3 mil millones de dólares. Los principales proveedores de estos productos fueron Canadá y los países de Europa. En particular, Canadá ocupa un papel preeminente entre los importadores de acero a EE. UU., con un volumen de más de 7,6 mil millones de dólares. Esto hace que las entregas canadienses sean especialmente vulnerables a las nuevas restricciones aduaneras, lo cual, a su vez, podría afectar las relaciones comerciales entre ambos países. En general, esta iniciativa de Trump es una continuación de su política comercial, que en febrero de este año implementó tarifas temporales del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio sin excepciones para ningún país. En ese momento, esta medida buscaba proteger a los productores internos de la competencia global, aunque recibió críticas por parte de socios comerciales que expresaron preocupaciones sobre posibles repercusiones en las tarifas comerciales y en la economía mundial. Expertos advierten unánimemente que un mayor endurecimiento de la política arancelaria de EE. UU. podría provocar medidas similares por parte de otros países, aumentando las disputas comerciales. Algunos analistas incluso sostienen que tales acciones no solo amenazan con causar pérdidas a los consumidores estadounidenses, sino que también podrían dañar todo el sistema económico mundial. Al revisar esta situación, los analistas recomiendan consultar el material de "Euro-Plus", donde se analizan en detalle las posibles consecuencias de la imposición de aranceles adicionales y el chantaje por parte de Trump para los países vecinos. Por ello, a pesar de las promesas del presidente de proteger a los trabajadores del sector metalúrgico, muchos expertos consideran que estas medidas podrían hacer más daño que bien, tanto para los Estados Unidos como para la economía global en general.