Según datos de la agencia Bloomberg, la situación en el suministro de sistemas no tripulados desde China a Europa y Rusia está adquiriendo giros complejos y genera una preocupación significativa en la comunidad internacional
Mientras en Europa se registra una reducción en el suministro de componentes clave para drones a compradores occidentales, China apoya activamente el mercado ruso, proporcionando productos y tecnologías que tienen un valor estratégico para tareas militares y de defensa. En particular, en círculos europeos y estadounidenses han surgido informes de que Pekín ha reducido la exportación de ciertos artículos de doble uso, como imanes y otros componentes para motores de sistemas no tripulados, que anteriormente se utilizaban ampliamente en la fabricación de drones. Tales medidas generan sospechas de que China está recortando deliberadamente los suministros de estos componentes a los países occidentales y, al mismo tiempo, fortaleciendo su exportación hacia el mercado ruso. Fuentes informan que los fabricantes en China están limitando las exportaciones, lo que impulsa una tendencia a reducir la dependencia de Occidente de las tecnologías chinas en este sector. La Pekín oficial, en respuesta a estas acusaciones, insiste en que controla la exportación de bienes de doble uso y cumple estrictamente con las reglas y acuerdos internacionales. En una declaración difundida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, se recalca que China sigue una política de no agresión y promueve la paz. Se destaca que el país no suministra armas letales y que todos los productos de doble uso están controlados de acuerdo con las leyes y regulaciones vigentes. Pekín oficial intenta descartar cualquier interpretación política respecto a sus entregas, calificándolas de “acusaciones infundadas” y de especulaciones motivadas políticamente. Por su parte, en Europa y Estados Unidos sostienen que China está expandiendo activamente sus capacidades militares y de defensa, suministrando a Rusia tecnologías y componentes necesarios para la fabricación de aeronaves no tripuladas. Según fuentes, el año pasado, empresas chinas y rusas anunciaron proyectos conjuntos, incluyendo el desarrollo de drones de ataque, lo cual tiene un significado importante para las perspectivas del conflicto en el este de Ucrania. Esto provocó una respuesta del Occidente en forma de sanciones contra varias empresas chinas que, según fuentes diplomáticas, ayudan a Moscú en la producción de drones y en el suministro de tecnologías y componentes críticos. En general, esta dinámica indica que China, buscando mantener un equilibrio en su política exterior, al mismo tiempo favorece el fortalecimiento de las capacidades defensivas de Rusia y potencia activamente su presencia en este mercado. Esto genera inquietud en la comunidad global, ya que la ampliación del suministro de tecnologías potencialmente utilizables con fines militares complica los esfuerzos internacionales por resolver conflictos y mantener la estabilidad. En conclusión, la situación respecto a los suministros de drones desde China permanece tensa y multifacética. Las medidas de restricción a las exportaciones implementadas por los países occidentales y la resistencia desesperada del Pekín oficial a calificar su política de ilegal o desleal, reflejan la complejidad de equilibrar intereses económicos y seguridad internacional. Considerando la tendencia actual, se puede esperar que la regulación y control de las tecnologías chinas en este sector siga siendo uno de los temas principales en las discusiones internacionales en el futuro cercano.