Los periodistas han establecido los nombres de quienes están detrás de la persecución de las iglesias ucranianas en las regiones temporalmente ocupadas de la provincia de Zaporiyia, en particular en Melitópol, identificando a los colaboradores implicados en las represiones religiosas

Los investigadores del medio The Kyiv Independent, en su nuevo trabajo documental titulado "No habrá Dios fuera de ellos", llevaron a cabo una profunda investigación en la que respondieron a la pregunta: quién y de qué manera utiliza la maquinaria administrativa para oprimir a las comunidades religiosas de Ucrania en los territorios ocupados. Como parte de la investigación, los periodistas contactaron a una persona que actualmente dirige el "Departamento de Trabajo con Organizaciones Religiosas" dentro de la administración de ocupación temporal de la provincia de Zaporiyia, que opera en Melitópol. Su nombre es Artem Sharlay, residente de Zaporiyia, conocido por sus puntos de vista pro-rusos desde principios de los años 2000. Él se convirtió en uno de los actores clave en el sistema de represión contra las iglesias ucranianas que operan en la ciudad. Según los documentos obtenidos y las entrevistas con expertos, Sharlay participó activamente en acciones antiucranianas incluso antes de los eventos revolucionarios de 2014, habiendo sido cofundador del movimiento pro-ruso "Antimaidan". Durante la guerra ruso-ucraniana, se unió a la formación ilegal "DNR", que actuaba en los territorios ocupados del Donbás. Tras un breve período de ausencia en el espacio público, volvió a aparecer en 2022 con la tarea de profundizar las represiones y controlar el sector religioso en las regiones tomadas. En una entrevista con los periodistas, Sharlay nombró a sus subordinados: Andriy Zinchenko, Vyacheslav Lytvynenko y Oleksandr Danilov. Este último, según fuentes, ocupaba cargos de nivel medio en las estructuras administrativas ucranianas incluso antes de la anexión de Crimea y es conocido por su orientación pro-rusa. Tras el comienzo de la invasión a gran escala, se trasladó a Melitópol, donde ahora dirige el departamento de política interna dentro de la administración de ocupación. Además, en la investigación figura el ex diputado de la Verkhovna Rada Yevhen Balytsky, quien, pasando a apoyar a los ocupantes rusos, firmó un decreto prohibiendo las actividades de las iglesias ucranianas en la región. Según estos documentos, en las ciudades y pueblos de Melitópol y sus alrededores se confiscaron todos los fondos móviles e inmuebles de las iglesias. Balytsky, en su papel de jefe de la administración, coordina estas medidas punitivas dirigidas contra las comunidades religiosas. Muchas de las iglesias actualmente bajo control de la administración de ocupación son utilizadas por las fuerzas militares rusas y los funcionarios como locales oficiales para las instituciones de poder de los ocupantes. En particular, allí se alojan las unidades del gobierno de ocupación, como el "Ministerio de Juventud y Deportes de la provincia de Zaporiyia" en el edificio de la antigua iglesia "Nueva Generación", el "Ministerio de Cultura" en la iglesia "Bendición" y el departamento del "Ministerio del Interior" en la iglesia "Palabra de Vida". Esto evidencia un enfoque sistemático por parte del ocupante para reprimir a la comunidad religiosa ucraniana, usando edificios religiosos para el control y funciones administrativas. Estas acciones constituyen parte de un plan más amplio de represión destinado a destruir la identidad ucraniana y a impedir la restauración de las iglesias ucranianas en los territorios ocupados. La represión de las comunidades religiosas es un elemento estratégico en la política de los ocupantes rusos, que utilizan el aparato administrativo y la fuerza para coaccionar a la población. Estos datos de investigación no solo confirman la participación de colaboradores locales en los peores crímenes contra Ucrania, sino que también evidencian la magnitud y la sistematicidad de las represiones religiosas en la región. Para la comunidad ucraniana, esto representa un argumento más en la lucha por recuperar sus territorios y por mantener la libertad de credo, la cual durante la ocupación enfrenta pruebas especialmente severas.