En Malasia, las autoridades han tomado una posición definitiva respecto al movimiento LGBTQ+, anunciando la prohibición de realizar cualquier acto del orgullo (pride), ya que, en su opinión, amenazan «la fe y los valores morales» del país

Chas Pravdy - 29 mayo 2025 05:30

Esta decisión no solo se basa en preocupaciones por posibles violaciones de la legislación, sino también en inquietudes sobre la posible destrucción de la estructura social tradicional, que está controlada y respaldada a nivel estatal. Según una declaración oficial del gobierno, cualquier evento dedicado a apoyar los derechos de la comunidad LGBTQ+ contraviene no solo las normas constitucionales, sino también la legislación y los valores religiosos fundamentales que definen la política civil de Malasia. Las estructuras gubernamentales ya han considerado una resolución para prohibir futuros eventos con esa temática. El Ministro de Asuntos Religiosos del país, Mohd Naim Mohd, quien forma parte del gabinete del Primer Ministro, no oculta su postura categórica respecto a este tema. El miércoles 28 de mayo, afirmó oficialmente que cualquier iniciativa o reunión, incluso encubierta o cerrada, que promueva la cultura LGBTQ+ daña los fundamentos morales y de visión del mundo de la sociedad malaya. El ministro subrayó que «cualquier intento de legalizar o normalizar dicha cultura en el país contraviene la Constitución, las leyes vigentes y las políticas oficiales del Estado». El gobierno ya ha dado instrucciones a las fuerzas del orden, en particular a la policía, para responder con dureza a cualquier infracción relacionada con la preparación y realización de tales eventos. En concreto, se refiere a la preparación y ejecución de un evento titulado «Cuidado Pride: historias queer y conciencia sobre salud sexual», considerado como una fuente potencial de discordia y de desestabilización de la moral social. En su discurso, el ministro destacó que incluso los eventos cerrados de ese tipo contravienen lo que la mayoría de los malayos apoya y tienen una influencia negativa en las normas sociales y religiosas del país. «Hago un llamado a todos a defender los valores sociales y morales de nuestra sociedad frente a cualquier intento de difundir ideologías que puedan causar la ruptura de la fe, las tradiciones y la armonía en el país», afirmó Naim Mohd. La Oficina del Gobierno ha instado a los organizadores de dichos eventos a detener inmediatamente cualquier actividad que viole la legislación vigente y los estándares morales de la sociedad. Al mismo tiempo, las autoridades religiosas del país no han dejado pasar por alto esta situación y han expresado su disposición a aplicar «medidas estrictas» contra la participación musulmana en esas acciones, subrayando que las reacciones no se limitarán solo a medidas legales, sino que también incluirán acciones de carácter espiritual y social. En círculos religiosos ya han declarado que cualquier apoyo a la comunidad LGBTQ+, incluida la participación en eventos pride, es inaceptable y antinatural, y será condenado desde la tradición islámica. En general, la política de las autoridades malayas en este asunto es severa e implacable. En los últimos años, el país ha intensificado sus esfuerzos para «fortalecer la fe y la moral», y su política en el campo cultural y de eventos públicos está dirigida directamente a la formación ideológica de la población y a impedir cualquier manifestación de tolerancia hacia orientaciones sexuales no convencionales. Mientras tanto, la comunidad internacional manifiesta su preocupación por estas decisiones del gobierno malasio, explicando que esto responde a un deseo de mantener una identidad homogénea y conservadora ante las tendencias globales en derechos humanos e igualdad. Sin embargo, en este país, tales procesos permanecen bajo un control estricto del Estado y se consideran imposibles de legalizar en el futuro próximo. En resumen, los expertos señalan que la política de Malasia respecto a la comunidad LGBTQ+ sigue siendo extremadamente rígida, y la resistencia desde el gobierno y las instituciones religiosas suscita temores de una escalada en las medidas discriminatorias. La ideología dominante mantiene que cualquier forma de promoción de los derechos LGBTQ+ no solo es antinatural, sino que también amenaza la integridad de la sociedad malaya y sus valores espirituales.

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