Esta semana podría ser decisiva en la cuestión de las nuevas sanciones contra la Federación Rusa, ya que el gobierno de Estados Unidos está considerando activamente mecanismos de presión adicional sobre el Kremlin
Según información no oficial, citando fuentes en los medios de comunicación estadounidenses, en particular en el periódico The Wall Street Journal, la administración del presidente Donald Trump está evaluando la posibilidad de implementar medidas restrictivas adicionales esta misma semana. Esta decisión forma parte de una estrategia mayor destinada a influir en el líder ruso Vladimir Putin y a motivarlo a tomar pasos más flexibles en las negociaciones sobre Ucrania. Según fuentes, la principal motivación para este paso es el profundo descontento de Trump con las acciones actuales del Kremlin. En el equipo presidencial consideran que las acciones de Putin, incluyendo ataques armados y un enfoque agresivo hacia Ucrania, no fomentan en Estados Unidos la voluntad de hacer concesiones. Además, presumen que a Trump le descontenta el ritmo de las negociaciones de paz que ya llevan tiempo en curso entre Kiev y Moscú. Por ello, están considerando distintas opciones de presión, que podrían incluir, quizás, no la imposición de nuevas restricciones bancarias, sino el uso de otros instrumentos y medidas para acelerar el logro de un acuerdo. No obstante, en el texto se señala que la decisión respecto a las sanciones aún no es definitiva: existe la probabilidad de que Trump simply renuncie a su implementación. En cualquier caso, el líder estadounidense parece en un momento cansado de esfuerzos para buscar una solución pacífica, y quizá esté considerando un escenario en el que Estados Unidos se retire temporalmente del proceso si, a su juicio, sus esfuerzos resultan infructuosos. Esto genera incertidumbre respecto a la estrategia futura de Washington y su apoyo militar y diplomático a Ucrania. Según información del WSJ, en las últimas semanas Trump se ha resistido prácticamente a la presión por firmar nuevos paquetes de sanciones, que sus partidarios han exigido, y ha quedado rezagado respecto a medidas más estrictas, especialmente en lo que respecta al sector bancario ruso. Sin embargo, su postura respecto a la situación ha sido influida por varias consideraciones clave. Primero, su animosidad hacia el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, a quien acusó, según Trump, de “fomentar el conflicto”. Aunque Kiev insiste oficialmente en un cese del fuego, Trump opina que la misma postura de Zelensky, en apoyo de ese proceso, solo profundiza el conflicto. En segundo lugar, en las reflexiones del líder estadounidense también se contempla la opinión respecto a las sanciones en general. Trump está convencido de que restricciones adicionales contra Rusia no lograrán frenar significativamente sus acciones militares, pero en conjunto complicarán los esfuerzos para restablecer los lazos económicos entre Estados Unidos y Rusia en el futuro. El tercer factor son sus preferencias personales: se dice que Trump confía en conocer a Vladimir Putin y en que puede convencerlo si mantienen negociaciones cara a cara. Sin embargo, los últimos acontecimientos han refutado esta idea: la semana pasada, el presidente ruso se negó a firmar un acuerdo para un alto el fuego, sembrando dudas sobre la firme intención de Putin de hacer concesiones. Cabe destacar que justamente el domingo Trump hizo una declaración contundente respecto a los eventos en el frente ucraniano. Tras responder a los últimos bombardeos rusos, el exembajador de EE.UU. ante la comunidad internacional subrayó que Rusia se burla del mundo y de los esfuerzos de Estados Unidos por alcanzar la paz. Trump expresó su preocupación porque en Moscú, aparentemente, solo valoran la fuerza y piensan que el mundo observa el conflicto en silencio. Igualmente, hizo una declaración inesperada respecto a una posible ayuda legal o política en apoyo a las sanciones en los próximos días. El trasfondo de esta situación contiene muchos elementos, desde la acusación abierta de Putin por querer tomar toda Ucrania, hasta las palabras de Trump que dijo ser “malo” y que, supuestamente, entiende al presidente ruso. Es importante también recordar que la semana pasada el líder estadounidense reiteró su insatisfacción con las acciones del Kremlin, especialmente en el contexto de los ataques nocturnos en regiones ucranianas. Según información oficial, las fuerzas rusas llevaron a cabo en la noche del 25 de mayo un bombardeo combinado en varias regiones de Ucrania con casi 370 medios de ataque aéreo y misilístico. Como resultado de estos ataques, murieron 12 personas, más de 80 edificios resultaron dañados y otros sesenta residentes resultaron heridos. Mientras tanto, el frente diplomático también permanece tenso. La embajadora de la Unión Europea en Ucrania, Catherine Maternova, declaró que las acciones rusas muestran cada vez más la indiferencia del Kremlin hacia la opinión internacional y los esfuerzos de la comunidad mundial para lograr la paz y la estabilidad. Resaltó que Moscú ignora cínicamente las estrategias de sanciones, y que las negociaciones internas y la presión diplomática parecen infructuosas. El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Olaf Wäderfeld, subrayó la necesidad de aumentar la responsabilidad de Rusia y de que no solo haya consecuencias simbólicas, sino reales por su agresión — haciendo un llamado a Occidente a actuar con mayor decisión y a tomar medidas para que Putin sienta el verdadero precio de su guerra.