En la OTAN se están preparando para un documento resumido del resumen del cumbre en La Haya, y, al parecer, la atención principal no estará centrada en Ucrania, según informan los medios
Justo antes de la segunda cumbre de este año de los líderes de los países miembros de la Alianza del Atlántico Norte en La Haya (programada para junio), comenzaron a aparecer sospechas en los medios de que su comunicado final podría ser significativamente reducido. Según fuentes, entre ellas la muy citada "European Pravda" en referencia a Radio Free Europe/Radio Liberty, existe la probabilidad de que en el documento final no se mencione ni a Rusia ni a Ucrania. Esto genera gran interés y preocupación entre los expertos, ya que en cumbres anteriores, las cuestiones de Ucrania y su estatus de seguridad ocupaban un lugar destacado en la agenda. Según las fuentes, los organizadores de la cumbre buscan crear un documento que pueda ser aprobado por el actor más influyente: el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Debido a sus ideas antinmigrantes, antimilitaristas y su postura respecto a la expansión de la OTAN y el apoyo a Ucrania, la administración intenta evitar escenarios de discusiones conflictivas que surgieron a finales del año pasado en Bruselas. En relación con esto, según RFE/RL, el comunicado que se adopte en La Haya será mucho más breve: se planea limitarlo a tres o cuatro párrafos cortos, mientras que en publicaciones anteriores la OTAN publicaba declaraciones detalladas. Comparando con resultados anteriores, por ejemplo, la declaración en Washington en 2024 constaba de 40 párrafos, y el comunicado en Vilnius en 2023, aprobado a finales del año pasado, ocupaba ya más de 90. Allí se abordaban temas amplios — desde la resistencia a la agresión de Rusia, hasta cuestiones de fortalecimiento de la defensa, cooperación con la UE y apoyo a los socios. Además, en esa versión se subrayaba que Ucrania tiene un futuro en la OTAN y que debe avanzar hacia la membresía plena. Sin embargo, ahora existe una probabilidad seria de que en el nuevo documento ni siquiera se mencionen Ucrania ni Rusia. Esto causa asombro y preocupación en los círculos diplomáticos, ya que en cumbres anteriores, precisamente, Ucrania ocupaba un lugar central en la agenda. Se discutían debates intensos sobre las perspectivas de ingreso de Ucrania a la alianza, sus ambiciosos planes de reforma en el ámbito de la defensa y la necesidad de un apoyo más activo a Kiev en su confrontación con Moscú. Según fuentes que prefieren mantenerse en el anonimato, la razón de este cambio de rumbo es la posición de Trump, quien no apoya una rápida entrada de Ucrania en la OTAN. Según uno de los diplomáticos europeos, dado que Trump busca evitar nuevos conflictos y es fundamentalmente escéptico respecto a la expansión de la alianza, tal vez sería más conveniente no abordar este tema en la cumbre. También mencionan que cualquier intento de formular formulaciones atenuadas respecto a Ucrania podría causar aún mayor daño que en 2024, cuando se adoptó un comunicado conceptual que, entre otras cosas, se comprometía a apoyar a Kiev "en su camino irreversible hacia la plena integración euroatlántica, incluida la membresía en la OTAN." En este contexto, las discusiones sobre las futuras direcciones y metas de la OTAN son particularmente relevantes. Se espera que, durante la cumbre en La Haya, los líderes de los países miembros acuerden nuevos parámetros respecto a los gastos militares, lo cual sería un logro importante para los futuros planes estratégicos de la alianza. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aboga por aumentar los gastos en defensa anualmente hasta el 3,5% del PIB de los países, y asignar un adicional del 1,5% para cuestiones relacionadas con la seguridad y la defensa. Todos estos temas, según diplomáticos estadounidenses, deben ser acordados antes de la cumbre, de lo contrario, Trump podría decidir no participar, lo que ya ha generado cierta preocupación entre los aliados. Por lo tanto, se espera que la próxima cumbre en La Haya no sea tan ruidosa ni extensa como las anteriores. La mención de Ucrania y la activación de debates sobre su membresía en la OTAN probablemente quedarán fuera de foco, marcando una nueva etapa en las negociaciones diplomáticas y en el equilibrio estratégico entre los países de la alianza. Esto también pone en evidencia las inquietudes relacionadas con la influencia de los factores internos en los Estados Unidos y su reflejo en la política exterior de la OTAN. Se anticipa una posible reconfiguración gradual de las discusiones o, quizás, un ambiente diplomático más contenido y complicado en vísperas de decisiones cruciales en la región.