En el contexto de los masivos bombardeos rusos a las ciudades y pueblos de Ucrania, la reacción de la administración estadounidense finalmente ha tomado una forma oficial más clara

El representante especial del presidente de los Estados Unidos para Ucrania, el teniente general Keith Kellogg, emitió una dura evaluación de los últimos ataques masivos de Rusia en territorio ucraniano, calificándolos como una flagrante violación de las normas internacionales y de los Protocolos de Ginebra que regulan el conducto de las hostilidades y la protección de la población civil. Sus comentarios se convirtieron en la primera reacción pública de un alto funcionario de EE. UU. desde el inicio de una nueva ola de agresión. Según informes publicados en la red social X (antes Twitter), Kellogg compartió fotografías de Kiev, envuelto en llamas y destrucción, que ilustran de manera elocuente la magnitud y la crueldad de los últimos ataques. En su mensaje, condenó enérgicamente las acciones de Rusia, subrayando que no son solo estrategias militares, sino un ataque despiadado contra civiles inocentes. «Este es Kiev. El asesinato indiscriminado de mujeres y niños en sus propias casas durante la noche es una de las violaciones más brutales de los Protocolos de Ginebra de 1977, que buscan garantizar la protección de las personas civiles en zona de conflicto», escribió Kellogg. «Es vergonzoso. Los responsables de tales acciones deben ser llevados ante la justicia. Es imperativo detener inmediatamente los asesinatos y lograr un alto el fuego». Los comentarios del enviado especial son una señal importante por parte de EE. UU., que reafirma su apoyo a Ucrania en la lucha contra la agresión rusa. Según sus palabras, estos ataques no solo provocan indignación, sino que también subrayan la necesidad de detener las hostilidades, buscar un camino hacia la paz y prevenir nuevas víctimas. ¿Qué precedió a esta retórica modesta pero decidida? La víspera, un miembro de la Cámara de Representantes, el republicano moderado Don Bacon, llamó a tomar acciones más radicales en respuesta a los bombardeos rusos. Propuso fortalecer el apoyo a Ucrania mediante armas y sanciones. Según Bacon, EE. UU. y sus aliados deben armar a Ucrania hasta los dientes, aplicar sanciones máximas contra Rusia y considerar la confiscación de más de 300 mil millones de dólares en activos rusos en el extranjero, para equilibrar las fuerzas y aumentar la presión sobre el Kremlin. No menos importante fue la llamada del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, realizada el 25 de mayo, en la que instó a la comunidad internacional, especialmente a Estados Unidos, a no permanecer al margen. Zelensky enfatizó la necesidad de intensificar y reforzar la presión sobre Moscú para detener la escalada de violencia y proteger a la población civil. Subrayó que el mundo no debe mantenerse en silencio y llamó a acciones más decididas por parte de quienes puedan influir en la situación. En conclusión, los eventos recientes y las reacciones indican un incremento en la preocupación internacional por los ataques sin precedentes de Rusia contra la población civil ucraniana. A pesar de meses largos de conflicto, la comunidad mundial entiende cada vez más que es necesario actuar con mayor decisión para detener al agresor y defender los principios fundamentales del humanismo y del derecho internacional. Al mismo tiempo, surgen las primeras voces que llaman a aumentar las sanciones, incrementar la ayuda militar y ejercer una presión diplomática más activa sobre el Kremlin, con el fin de poner fin cuanto antes a esta horrenda guerra.