Como resultado de un nuevo ataque con misiles o artillería en Jersonshchyna, ocurrió un acontecimiento trágico que vuelve a confirmar el precio que pagan los civiles por la guerra

Según el jefe de la Administración Militar Regional de Jerson, Oleksandr Prokuedin, el viernes 23 de mayo, en la aldea de Kizomis, ubicada en el sur de la región, ocurrió una tragedia mortal: una mujer de 73 años murió como resultado de un ataque con cohetes o disparos de artillería. Según declaraciones del portavoz oficial, las tropas rusas abrieron fuego contra la aldea de Kizomis el viernes por la mañana. Como resultado de estas acciones, una anciana sufrió heridas graves que resultaron ser incompatibles con la vida. Actualmente se están esclareciendo los detalles del evento, pero ya se sabe que la residente de la aldea, una jubilada que vivía en un hogar con muchas hijas e hijos, probablemente estaba en su casa durante el ataque cuando un proyectil o una bala enemiga alcanzaron su vivienda. Esta tragedia se convirtió en uno de los muchos incidentes dentro del contexto de la continuación de la agresión rusa contra Ucrania, en particular en las regiones de Donetsk y Jersón, que siguen siendo algunos de los puntos más calientes del conflicto. Según datos del Comando Operativo de Ucrania, solo el 23 de mayo en estas regiones murieron seis ciudadanos ucranianos y otras 21 resultaron heridas de diversa gravedad. Esto demuestra que la guerra diaria cobra vidas humanas y deja destrucción, devastando la vida de los civiles, quienes son obligados a sufrir y, en muchos casos, a perder a sus seres queridos más cercanos. Los ataques en Jersonshchyna siguen siendo unos de los aspectos más duros del conflicto, ya que esta región sufre de numerosos golpes con cohetes y bombardeos por parte del ejército ruso, dirigidos tanto a la infraestructura como a los civiles. La cantidad de civiles fallecidos diariamente aumenta, mientras que la seguridad y la vida de las personas están en peligro. Las autoridades oficiales llaman a los ucranianos a tener precaución, seguir las reglas de seguridad y, durante las alarmas, refugiarse en lugares seguros, puesto que el peligro está siempre presente. Esta tragedia vuelve a subrayar la necesidad de comprender la magnitud de las pérdidas humanas en la guerra, así como hacer un llamado a la comunidad internacional para intensificar los esfuerzos en proporcionar ayuda a Ucrania y favorecer el fin del conflicto. Poseer información actualizada, actuar con prontitud y sacrificio son la clave para nuestra resistencia colectiva frente a una guerra implacable que, lamentablemente, sigue arrebatando vidas inocentes.