En Corea del Norte ocurrió un evento extraordinario que llamó la atención de todo el mundo y generó una profunda preocupación entre los altos mandos del régimen

Chas Pravdy - 22 mayo 2025 10:45

Durante la ceremonia oficial de lanzamiento del nuevo destructor en el astillero de Cheonjin, que tuvo lugar el 21 de mayo, se registró un incidente que causó daños a la nave, alcanzando gran resonancia y provocando un intenso debate dentro de la dirección de Corea del Norte. Según los informes oficiales, el líder del país, Kim Jong Un, estuvo presente y presenció todas las etapas del lanzamiento del buque. Sin embargo, durante este importante y ceremonial proceso, ocurrió un accidente imprevisto. De acuerdo con la información preliminar, la causa del incidente fue la preparación insuficiente y la negligencia de los responsables de la organización del descenso, así como una gestión inadecuada de la tecnología. En concreto, los informes señalan que, por descuido y errores en la organización del movimiento de los carros types, que aseguraban un descenso suave del barco del dique de construcción, se produjo un fallo en la paralelidad, provocando que la carretilla de descenso con la popa de la nave se separara prematuramente de la vía. Como resultado, la popa del destructor, con un desplazamiento aproximado de 5,000 toneladas, encalló en el fondo marino, y el casco sufrió daños considerables. Se detectaron perforaciones en el fondo de la embarcación que comprometieron la integridad estructural del buque y pusieron en riesgo su uso futuro. Se informa que en algunas zonas del fondo se formaron grietas y perforaciones, lo que causó pérdida de equilibrio, impidiendo que la proa del barco saliera del dique —lo cual, dada la importancia y novedad del proyecto, representa un problema sumamente serio para el programa militar del país. Esto contrasta con la percepción de Kim Jong Un, quien, según fuentes, supervisó personalmente todas las etapas del incidente y expresó una dura y severa condena. En los comunicados oficiales se resalta que el líder del país calificó el accidente de "increíble e totalmente inaceptable" y lo condenó como un "grave y serísimo delito", atribuyéndolo a "simple negligencia, irresponsabilidad y abordaje no científico". En su valoración, subrayó que este incidente fue resultado de la falta de profesionalismo, la negligencia y el trabajo poco profesional de los especialistas responsables, que trabajaban en pos de esta gran meta estatal. Se informa que, debido a este error catastrófico, la dirección del país ya está preparando medidas político-internas a gran escala. Según la información oficial, en junio se convocará un Pleno del Comité Central del partido, para discutir nuevas decisiones respecto a una serie de errores en el personal y en la gestión que llevaron a este bochorno. La agenda incluirá cuestiones sobre la responsabilidad de los altos funcionarios acusados de negligencia e inexperiencia, que provocaron esta crisis. En especial, se prestará atención a la pérdida de prestigio del país en el escenario internacional, la disminución de su autoridad militar y el descontento social entre las fuerzas armadas y la élite gobernante. En cuanto a las acciones futuras, Kim Jong Un dio instrucciones estrictas para estudiar todas las posibles medidas orientadas a la pronta reparación del destructor dañado. Exige que los trabajos de reparación y recuperación se realicen en el menor tiempo posible, no más allá de la reunión del plenario de junio, para evitar la pérdida de prestigio y autoridad del régimen, así como para mantener el potencial militar del país. Se sabe que, en un contexto de aumento de las tensiones en la región, es especialmente importante demostrar fuerza y capacidad, por lo que los acontecimientos en torno a este accidente deben servir como una señal para la dirección interna y una advertencia para posibles oponentes. Ante todos estos sucesos, en Corea del Norte circulan rumores y conjeturas sobre una posible reestructuración interna más profunda, la renuncia de varios funcionarios responsables y el reforzamiento del control sobre el complejo militar-industrial. Al mismo tiempo, la situación excepcional alrededor del nuevo destructor ha sido un recordatorio adicional del alto nivel de riesgos internos asociados con la construcción y lanzamiento de buques militares en un Estado autoritario, donde cualquier error puede tener consecuencias políticas y estratégicas de gran alcance.

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