Salida de la sombra: Trump se niega a apoyar nuevas sanciones contra Rusia en su intento de hacer negocios con Putin

Chas Pravdy - 21 mayo 2025 03:39

Tras una conversación telefónica con el presidente ruso Vladimir Putin, el exlíder de la bancada demócrata y expresidente de EE.UU. Donald Trump dio un giro inesperado en su política respecto al conflicto en Ucrania. En lugar de apoyar un nuevo paquete de sanciones de la Unión Europea destinado a aumentar la presión económica sobre Moscú, dejó claramente en claro que no está enfocado en reducir la agresión, sino en cerrar acuerdos comerciales ventajosos con el Kremlin. Este posicionamiento lo expresó en conversaciones con líderes europeos y con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, reformulando así su apoyo previo a la política de sanciones y creando potencialmente una división en la OTAN que, según los proyectos de Putin, debería desmoronar la unidad de los aliados occidentales. Según informa The New York Times, durante la charla con Zelensky y los líderes europeos, Trump señaló que la cuestión de la guerra entre Ucrania y Rusia debe resolverse por los propios países sin la intervención de Occidente, y que el resultado de esta cooperación debe buscarse mediante acuerdos bilaterales. Una de las principales novedades fue la negativa a utilizar amenazantes medidas de sanciones previas y presiones sobre Moscú, lo que sorprendió y decepcionó a diplomáticos y analistas europeos. “Estas declaraciones revelan un cambio en la orientación política que Trump muestra ahora — comentan en la redacción del NYT —. Él se distancia efectivamente de la idea de sancionar a Rusia, aunque anteriormente, incluso durante la campaña presidencial y en períodos de su administración, había insinuado la posibilidad de soluciones rápidas y drásticas en ese sentido. Si hoy no modifica su postura, al responder a Putin, perderá la oportunidad de compensar los fracasos diplomáticos y ofrecer a Moscú justo lo que busca desde hace tiempo: la eliminación de la presión estadounidense y la división en la OTAN”. Obviamente, tal paso era previsible desde hace tiempo, considerando la reciente visita emocional de Zelensky a la Casa Blanca y la renuncia del embajador estadounidense en Kiev. La exembajadora en Ucrania, Bridget Brinck, opinó en NYT que la política de la administración Trump desde un principio estuvo enfocada en crear un conflicto entre Ucrania y Rusia, en lugar de estimular esfuerzos para detener la agresión del Kremlin. “En lugar de apoyar a Ucrania en su lucha, la administración prácticamente ignoró al agresor, lo que preocupa mucho a Kiev,” afirmó. No obstante, según fuentes oficiales en la Casa Blanca, la decisión de abandonar las sanciones está principalmente dirigida a proteger los intereses económicos de EE.UU. Un funcionario, que prefirió mantener el anonimato, explicó que fortalecer las sanciones podría perjudicar los proyectos comerciales y las inversiones de las empresas estadounidenses en la región, mientras Trump busca maximizar los beneficios para el sector empresarial nacional. Cabe señalar que esta medida tomó por sorpresa a muchos analistas y políticos occidentales, ya que hace poco Trump amenazaba con nuevas sanciones contra Rusia en respuesta a su agresión, e incluso expresaba ideas de acabar rápidamente con la guerra en unas horas. El cambio en la retórica y la política demuestra que el exmandatario continúa en la búsqueda de intereses económicos en el ámbito ruso, renunciando a sanciones económicas significativas y a la presión. En su última publicación en redes sociales, Trump afirmó que el arreglo del conflicto debe resolverse en negociaciones bilaterales, y sugirió que un acuerdo alcanzado con Moscú detendría la guerra y reanudaría las relaciones diplomáticas. “Las condiciones para poner fin a la guerra deben ser determinadas por las dos partes involucradas directamente; solo ellos conocen todos los detalles y las posibles soluciones,” escribió. Asimismo, destacó que la normalización de relaciones con Rusia tiene un gran potencial económico para EE.UU. Según Trump, el potencial del mercado ruso —generar nuevos empleos, riqueza y oportunidades para el comercio estadounidense— es ilimitado. Aunque no especificó cómo sería la cooperación, el tiempo transcurrido desde el inicio de la guerra muestra que Trump busca abrir el acceso del mercado estadounidense al sector energético ruso, así como a las materias primas estratégicas y recursos de tierras raras. Independientemente de las justificaciones oficiales, analistas y fuentes diplomáticas enfatizan que esta orientación representa un paso más en la estrategia de reducir la tensión en medio de la continuación de la agresión rusa. Sin embargo, muchos aliados occidentales se muestran indignados, ya que insisten en apoyar a Ucrania y en fortalecer las sanciones para contener a Moscú. Los diplomáticos europeos advirtieron que las acciones de la administración Trump podrían debilitar significativamente los esfuerzos conjuntos de Occidente en materia de sanciones y en la capacidad de los países de presionar unidos a Rusia. En general, la situación refleja la formación en los círculos políticos y entre expertos en política internacional de una percepción sobre un nuevo juego geopolítico donde la economía y los intereses empresariales están en primer plano, intersectando con valores estratégicos y políticas de seguridad. Queda por ver si este compromiso en la política de EE.UU. será un factor de estabilización regional, pero ya es evidente que el Oeste sigue en riesgo de perder su unidad si el apoyo a Ucrania y su lucha por la independencia y soberanía no mantienen peso en las decisiones políticas y económicas de los líderes estadounidenses.

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