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Aumento de las tensiones en los puntos críticos diplomáticos en Europa: Merz intenta resolver el conflicto entre Meloni y Macron por el tema de Ucrania En un ambiente tenso en la diplomacia europea, continúan los esfuerzos por estabilizar la situación en torno a la cuestión ucraniana tras el incidente ruidoso entre la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el presidente francés, Emmanuel Macron. El canciller alemán, Friedrich Merz, quien recientemente asumió el papel de mediador, busca evitar una profundización adicional en la fractura dentro de la comunidad europea, que surgió a raíz de desacuerdos sobre la postura de los países respecto a la guerra ruso-ucraniana. El conflicto estalló el 16 de mayo, cuando, en medio de negociaciones diplomáticas en formato UE y EE.UU. sobre posibles soluciones a la crisis en Ucrania, se intensificaron las acusaciones y los reproches mutuos entre los líderes. El detonante directo fue la declaración del presidente francés Macron, quien acusó a la primera ministra italiana de difundir “información falsa”. La causa fue la ausencia de Meloni en la última reunión con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, y en una conversación telefónica con su homólogo estadounidense, Donald Trump, a quienes no asistió por participar en la cumbre del Comunidad Política Europea en Tirana. La cumbre, celebrada en la capital de Albania, reunió a más de 40 líderes europeos, incluido Zelensky, pero fue ensombrecida por la ausencia del representante gubernamental italiano. La no participación de Meloni generó reacciones diversas, y sus explicaciones sobre su decisión de no participar en estos formatos —que incluye la negativa a enviar tropas a Ucrania— provocaron críticas por parte de colegas y acusaciones anti rusas. Meloni subrayó que Italia dejó claro desde hace tiempo: su país no tiene intención de participar en formaciones que impliquen el envío de militares a Ucrania. “Italia hace mucho tiempo y de manera firme ha manifestado su postura: no queremos participación militar en el conflicto. Participar en iniciativas cuyos objetivos son opuestos a los nuestros no tiene sentido para nosotros”, enfatizó. Sus palabras fueron entendidas por muchos colegas europeos, aunque generaron un oleaje de indignación en Italia, donde la prensa y políticos nacionales acusan a Meloni de que, supuestamente, ha alejado al país de decisiones importantes en materia de seguridad y diplomacia. En respuesta a las críticas y a la tensión, Macron trató de reducir el clima de tensión asegurando que el tema de la participación militar y el despliegue de fuerzas no estaban en el centro de las discusiones. Según él, la prioridad principal son los esfuerzos para un alto el fuego y la prevención de la difusión de desinformación por parte de Rusia. Macron aclaró que los viajes a Tirana junto con Merz y Tusk no involucraron discusiones sobre acciones militares, sino que se centraron en buscar caminos hacia la paz. Para disminuir aún más la tensión, Friedrich Merz mantuvo una reunión aparte con Giorgia Meloni, intentando suavizar las consecuencias del conflicto y convencerla de la importancia del papel activo de Italia en las iniciativas europeas de paz respecto a Ucrania. Según el canciller alemán, ambos líderes concluyeron que el país debe desempeñar su papel, de acuerdo con sus capacidades y postura. La ausencia de Meloni en el "Cuarteto" europeo y las abiertas divergencias con Macron provocaron un resurgir vibrante y enojado en los medios y círculos políticos italianos. Muchos críticos señalan que este estado de cosas podría afectar negativamente la postura del país en la diplomacia global y las cuestiones de seguridad. Mientras unos llaman a la unidad y a buscar un compromiso, otros expresan preocupación por el hecho de que las disputas puedan debilitar la posición de Europa en las difíciles contiendas en torno a la cuestión ucraniana. En definitiva, la política diplomática en torno a Ucrania se acelera, y sus consecuencias podrían determinar no solo el orden internacional del tablero político, sino también el futuro equilibrio de poder en la región. Todo el mundo observa si los líderes europeos podrán superar sus diferencias y encontrar un camino común hacia la paz, o si, por el contrario, los conflictos internos amenazan con profundizar la crisis y hacerla aún más incontrolable.