El diplomático ucraniano confirmó hechos de amenazas por parte de la delegación rusa durante las negociaciones en Estambul

Chas Pravdy - 18 mayo 2025 00:24

Una situación única y tensa envolvió las negociaciones internacionales entre Ucrania y Rusia que tuvieron lugar en Estambul. Según Sergey Kyslytsya, primer viceministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, los representantes de Rusia se mostraron no como interlocutores genuinos, sino más bien como gánsteres que defienden sus intereses tras una censura de amenazas y ultimátums. Por su parte, el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinsky, no ocultaba amenazas incontrolables — en sus palabras resonaron voces sobre la posible prolongación de la guerra y la ocupación de nuevos territorios, lo que volvió a socavar los intentos de un diálogo constructivo. El primer viceministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Sergey Kyslytsya, en una entrevista con SkyNews, destacó que incluso en los momentos más terribles de las negociaciones, los representantes rusos se comportaron de manera completamente inaceptable. “Hubo un momento espeluznante cuando los rusos comenzaron a amenazar a sus interlocutores, actuando como gánsteres — de manera directa, sin consideraciones. Medinsky informó que alguien de los participantes en la reunión podría perder a más familiares, y que Rusia está lista para luchar eternamente”, citan círculos diplomáticos. Este mensaje generó una inquietud notable: subraya la total falta de disposición de Rusia a hacer concesiones y entablar diálogo, y muestra una perspectiva peligrosa de una guerra interminable impulsada por la misma Rusia. Además, esta situación tiene para Kyslytsya un significado personal — su sobrino Max falleció en 2022, defendiendo Ucrania en los primeros meses de la invasión a gran escala. Esa pérdida profundiza el dolor y aún más resalta la inaccesibilidad de los llamados “compromisos de negociación” para la parte ucraniana, dado el comportamiento de Rusia. Las negociaciones en Estambul, que se llevaron a cabo por primera vez en más de tres años, fueron sumamente tensas y llenas de demandas inaceptables. Según medios ucranianos, la delegación rusa insistió en la retirada inmediata de todas las fuerzas ucranianas de tres regiones ocupadas — Donbás, la región de Jersón y la región de Zaporiyia — sin condiciones adicionales. También, Moscú planteó exigir que Ucrania reconozca sus reclamaciones en otras dos regiones, Sumy y Járkov, y excluyó cualquier compensación o reparaciones separadas. Fue sorprendente también la expresión de Vladimir Medinsky, quien no ocultó la intención de Rusia de prolongar la guerra indefinidamente: “Luchamos contra Suecia durante 21 años. ¿Cuánto están dispuestos a luchar ustedes?”, preguntó emocionado a la parte ucraniana en idioma ucraniano. De nuevo, la amenaza de capturar territorios adicionales, en particular las regiones de Sumy y Járkov, agudizó aún más esta crisis. Mientras tanto, en el mundo continúa la discusión sobre la falta de esfuerzos por parte de Estados Unidos para comenzar una presión activa sobre Vladimir Putin. Así, en una reciente entrevista del presidente de EE. UU., Donald Trump, a la cadena Fox News, le preguntaron diez veces si podía hacer algo para detener la guerra en Ucrania. Sin embargo, en su respuesta Trump habló sobre sus “ganancias” durante una gira por el Golfo Pérsico, criticó al actual presidente Volodymyr Zelenskyy y a Bill Biden, y también elogió a su enviado especial Steve Witkoff. Toda esta exposición puede calificarse como un intento de evitar respuestas concretas, y la trayectoria de sus argumentos indica que, ante un Putin asustado, no hay que esperar ningún otro paso desde Washington en el corto plazo. La historia previa a esta desgarradora etapa se remonta al 16 de mayo, cuando por primera vez en más de tres años en Estambul ocurrieron negociaciones directas entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, según informes de fuentes diplomáticas, Rusia en el proceso exigió a los representantes ucranianos renunciar a la presencia de delegados de Estados Unidos y otros aliados, además de plantear una serie de ultimatums sobre reclamaciones territoriales. Su condición principal era que Ucrania no reconociera las zonas ocupadas ni aceptara ninguna formulación sobre reparaciones, lo que completamente elimina la posibilidad de llegar a un acuerdo. Para concluir, cabe destacar que esta situación agotadora y conflictiva continúa manteniendo en tensión no solo a Ucrania, sino a todo el mundo. Como antes, las amenazas y ultimátums rusos amenazan con una escalada del conflicto, mientras que el deseo de una resolución diplomática parece cada vez menos factible ante la creciente desconfianza en las negociaciones. Y mientras el mundo observa este dramático proceso, los soldados y diplomáticos ucranianos demuestran resiliencia y determinación en la defensa de su integridad territorial en las condiciones más difíciles.

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