Según los últimos informes de los medios de comunicación occidentales, en particular del periódico Financial Times, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha rechazado una vez más la propuesta de paz para resolver el conflicto, elaborada por EE
UU., Ucrania y sus socios europeos. Esta noticia pone en duda la seriedad de las intenciones de considerar pasos diplomáticos que puedan contribuir a poner fin a una guerra que ya lleva más de un año desplegándose en territorio ucraniano. De acuerdo con fuentes familiarizadas con la situación, este plan de paz, que consta de 22 puntos, fue discutido y oficialmente rechazado por Rusia, en particular durante una reunión del enviado especial del expresidente de EE. UU., Donald Trump, Stephen Vitkoft. Según relatos, altos funcionarios rusos expresaron directamente su rechazo durante una conversación telefónica con Vitkoft, lo que generó dudas adicionales sobre la posibilidad de un arreglo diplomático al conflicto actual. No menos importante es la información de que, en los días previos, este plan fue activamente debatido en llamadas telefónicas entre las autoridades ucranianas, representantes de EE. UU. y otros actores de la diplomacia internacional. Cabe señalar que en estas negociaciones participaron no solo representantes del gobierno ucraniano —como el asesor gubernamental Andriy Yermak y el asesor en temas de seguridad nacional Rustem Umerov— sino también políticos y expertos estadounidenses, como el senador Marco Rubio. Además, participaron en las discusiones el exfuncionario y diplomático clave en esta situación, Steve Vitkoft, y también se sumó el general Kith Kellogg, excomandante de las fuerzas de la OTAN en Europa. Adicionalmente, las fuentes informan que la reacción de la parte rusa fue tan negativa que Vitkoft, quien desde febrero ha mantenido al menos cuatro encuentros con Putin, se vio obligado a posponer temporalmente los planes para la próxima reunión con el líder del Kremlin, la cual estaba prevista en un futuro cercano. Por su parte, una persona cercana a Vitkoft subraya que el viaje planeado actualmente no es definitivo y puede ajustarse o cancelarse completamente dependiendo del desarrollo de los eventos diplomáticos. Desde una perspectiva histórica, conviene recordar que la reciente visita de una delegación ucraniana a Kiev, el 10 de mayo, marcó una nueva etapa en los esfuerzos diplomáticos. En ese momento, los líderes de la "coalición de los decididos" exigieron a Rusia, a partir del 12 de mayo, que implemente un cese incondicional de hostilidades por 30 días. En caso de rechazo, amenazaron con aplicar un nuevo paquete de sanciones, considerando los esfuerzos de socios internacionales, en particular de EE. UU. y la Unión Europea, y señalaron que estas medidas serían coordinadas y sincronizadas entre los países participantes. Antes de ello, representantes ucranianos mantuvieron una llamada conjunta con el expresidente Trump, lo que refleja una intensificación de la presión diplomática y un interés en buscar una salida a la crisis mediante medios político-diplomáticos. En general, la situación sigue siendo tensa y ambigua. La negativa de Putin a considerar las propuestas de EE. UU. y Ucrania, así como su reacción negativa ante las nuevas iniciativas, indican que para el Kremlin la resolución política del conflicto no es una prioridad en este momento. Esto pone en duda la posibilidad de alcanzar una paz rápida y requiere de la comunidad internacional pasos diplomáticos y políticos adicionales para buscar un acuerdo y mantener la estabilidad global.