El Primer Ministro de Hungría, Viktor Orbán, se está preparando para expresar su profunda oposición y preocupación respecto a las acciones de Ucrania en relación con su país durante la reunión programada con el Secretario General de la OTAN, Marco Rutte
Esto será otro episodio en medio de la creciente tensión entre Budapest y Kiev, en el contexto de los recientes incidentes diplomáticos, que tienen un carácter extraño y alarmante. Según un informe publicado por el medio independiente húngaro Magyar Nemzet y confirmado por analistas de «European Pravda», Orbán pretende, durante el encuentro con el líder de la OTAN, expresar abiertamente sus quejas y preocupaciones acerca de la política y acciones ucranianas, que, según él, son «inaceptables» para las relaciones entre Hungría y Ucrania. El primer ministro destaca que la situación ha alcanzado un nivel que no puede ser ignorado — considera que Ucrania lleva a cabo una campaña deliberada y coordinada de difamación y presión directa contra Hungría, utilizando financiamiento y organización con participación de los servicios secretos ucranianos. En opinión de Orbán, las declaraciones y acciones agresivas por parte de Ucrania «sobrepasan los límites» y ponen en duda la continuación de la cooperación. Él lo califica como «parte de una campaña sistemática de difamación contra Hungría, orquestada por el servicio secreto ucraniano», agregando que dicho enfoque es «totalmente inaceptable en las relaciones internacionales modernas». Viktor Orbán subraya que por eso considera necesario dirigirse a los dirigentes de la OTAN para obtener una clarification clara — qué tan respaldan esta línea y cómo perciben los ataques sistemáticos contra Hungría. Además, enfatiza que el nuevo brote de tensión no ocurrió por casualidad. Los eventos recientes se han convertido en un verdadero conflicto diplomático, que empeoró después de que los servicios secretos ucranianos anunciaran la desmantelación de una supuesta red de agentes de la inteligencia militar húngara, supuestamente operando en Zakarpattia, una región ucraniana con una población húngara significativa. En respuesta, Budapest anunció la expulsión de dos diplomáticos ucranianos, acusándolos de actividades de espionaje. La parte ucraniana, a su vez, anunció la expulsión de dos diplomáticos húngaros, lo que agravó aún más la situación. Más aún, en Budapest fue detenido un ciudadano ucraniano, exdiplomático, que, según medios locales, posteriormente fue deportado del país. Estas circunstancias generaron mayor preocupación y profundizaron la crisis en las relaciones bilaterales. Al mismo tiempo, los expertos señalan que detrás de estas situaciones conflictivas podría haber una estrategia más amplia de Orbán, quien busca aprovechar el tema ucraniano para fortalecer su posición de cara a las elecciones internas. Se sospecha que el primer ministro húngaro intenta utilizar la crisis con Ucrania para reforzar sus argumentos en los debates parlamentarios y obtener apoyo político adicional dentro del país. En resumen, la situación permanece tensa y dinámica. Es difícil predecir cómo se desarrollarán los acontecimientos en el futuro cercano, pero una cosa está clara: el papel de Ucrania en la política regional, especialmente en el contexto de la integración euroatlántica, sigue generando debates y escenarios extraños que podrían tener consecuencias de largo alcance para la estabilidad estratégica en Europa Central y del Este, así como para el estatus de Ucrania en el escenario internacional.