Acuerdo con los recursos de Siria: nuevas oportunidades para Washington y Damasco
En el contexto de los recientes juegos geopolíticos, Siria está abriendo un nuevo capítulo en sus relaciones con Estados Unidos. Según informaciones de fuentes occidentales, el gobierno del país estaría dispuesto a proponer al presidente Joseph Biden cambios en la gestión de los recursos mineros y en las sanciones económicas a cambio de la liberalización del acceso a los recursos naturales sirios. En general, esta propuesta parece revolucionaria: Damasco, supuestamente, ofrece a las empresas estadounidenses un acceso exclusivo a la explotación de las riquezas minerales del país, así como la posibilidad de construir la "torre de Trump" en el corazón de la capital siria, Damasco. Fuentes cercanas a círculos diplomáticos y de seguridad informan que este nuevo enfoque surge en el marco de la preparación para la próxima reunión entre el líder sirio Ahmed al-Sharaa y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su visita a Arabia Saudita. Se espera que en este centro regional tenga lugar una importante conversación diplomática que determinará los próximos pasos respecto al régimen sirio. Por otro lado, según información de fuentes del ámbito de la seguridad, una de las propuestas clave de Al-Sharaa consiste en una iniciativa para que Siria ingrese en un amplio paquete de acuerdos, conocido como "Acuerdos de Abraham", ya firmados entre EAU y Baréin con Israel. Esto abriría el camino hacia la normalización de relaciones con Israel y, potencialmente, permitiría que las tropas israelíes permanezcan en las fronteras del sur del país, especialmente en la zona de amortiguamiento cerca de los Altos del Golán, ocupados por Israel en 1967. También se discute la posibilidad de que Damasco acepte la creación de una zona desmilitarizada o la retirada de las tropas israelíes del asedio en el suroeste de Siria, lo cual sería un avance real en la estabilización de la región y en la búsqueda de vías de acuerdo. Dentro del marco de todo el proceso negociador, se sabe también de la posible participación en estas rondas de otros actores clave — en particular, representantes de la Autoridad Palestina y políticos libaneses. Según información, antes de volar a Arabia Saudita, Donald Trump expresó su disposición abierta a reconsiderar la cancelación de algunas sanciones contra Siria, que llevan mucho tiempo afectando profundamente su economía. Según sus palabras, EE. UU. podría decidir "levantar las medidas restrictivas" y comenzar una nueva etapa en las relaciones con la región. En sus propias palabras: "Podemos levantar las sanciones para darle a Siria una oportunidad de recuperación y un nuevo comienzo. El presidente de Turquía, Erdoğan, ya me ha abordado sobre este tema, y muchos de nuestros socios también insisten en ello". Estas declaraciones despiertan interés y curiosidad en los círculos diplomáticos. Pues, según los propios observadores, la señal de una posible liberalización de las sanciones en Siria podría cambiar sustancialmente el equilibrio regional de poder y eliminar las restricciones a las capacidades comerciales e inversoras del país. Al mismo tiempo, la postura oficial de la administración Biden mantiene esta cuestión abierta, y muchos analistas se muestran escépticos respecto a pasos concretos en esa dirección. La semana pasada, en París, tuvo lugar una reunión entre Ahmed al-Sharaa y el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Según fuentes, en esa conversación se planteó la cuestión de una retirada gradual de las sanciones de la Unión Europea, pero bajo la condición de que las autoridades sirias implementen reformas adecuadas y aseguren la estabilidad de la situación política interna. Por otro lado, en círculos internos de la administración Trump existen discrepancias. Algunos asesores, como Tulsie Gabbard y Sebastian Gorka, cuestionaron la conveniencia de mantener negociaciones con el nuevo líder sirio, Al-Sharaa, especialmente considerando sus vínculos pasados con grupos islamistas y su participación en conflictos anteriores. Sin embargo, el enviado especial para Oriente Medio, Steve Wittenhoff, apoya esta iniciativa, viéndola como una oportunidad para mejorar la economía y abrir nuevas posibilidades de cooperación. Si esta estrategia se lleva a cabo, podría convertirse en una especie de "modelo ucraniano" — un patrón que podría aplicarse también a Siria, en especial en relación con la participación de empresas extranjeras en la explotación de recursos no explotados y en la colaboración económica. Algunos analistas incluso sugieren que una aproximación de Siria a Occidente podría jugar un papel de palanca para alejar al régimen de Assad de la influencia iraní, que actualmente sigue siendo un factor clave en la política de la región. En general, los escenarios que se discuten en círculos diplomáticos y políticos en Estados Unidos y sus socios regionales dejan abierta la pregunta de si Siria podrá realmente implementar dichas propuestas. Pero lo que parece claro es que en la agenda está una nueva fase en los juegos internacionales, y las perspectivas de cambio dependen mucho del desarrollo del diálogo de alto nivel y de las reformas internas en este país históricamente complejo.