En los Estados Unidos se han registrado más de mil casos de sarampión, siendo el estado de Texas la principal área en la primera línea de esta nueva ola de brotes

Chas Pravdy - 10 mayo 2025 05:18

Según los últimos datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC), desde principios de este año ya se han reportado más de mil casos de sarampión en el país. En concreto, al final de la semana, se habían registrado 1,001 casos confirmados en varios estados. Según los representantes oficiales del CDC, esta cifra aumenta semanalmente, habiéndose añadido 66 casos nuevos en la última semana, lo que representa un incremento del 7% en comparación con el período anterior. Estos datos indican un desarrollo activo de los brotes, que ya han afectado a 30 estados del país. Es especialmente destacable el estado de Texas, que actualmente se ha convertido en el epicentro de esta epidemia. Desde enero, allí se han registrado más de 700 casos de sarampión — siendo esta la región con mayor tasa de incidencia. Las autoridades locales y de salud pública señalan que la situación podría estabilizarse ligeramente, ya que se observa una disminución en la demanda de pruebas y tratamiento. Según expertos, esto podría indicar que la región se aproxima a un nivel de inmunidad colectiva que podría contener la propagación del virus. La directora del servicio regional de salud pública, Katherine Wells, señaló que la disminución en el número de enfermos probablemente indica que se está acercando al umbral inmunitario, cuando una proporción suficiente de la población adquiere protección a través de la vacunación. Al mismo tiempo, enfatiza que la mayoría de los casos detectados corresponden a personas no inmunizadas contra el sarampión. Enfocada en este problema, llama a toda la población a vacunarse, ya que la inmunización sigue siendo la medida más eficaz de prevención. Otra circunstancia preocupante es que, en el contexto de esta epidemia, ya se han registrado tres muertes entre no vacunados — dos niños en Texas y un adulto en el vecino Nuevo México. Estos son ejemplos claros de las consecuencias que puede acarrear ignorar las vacunas. La situación en Texas, en particular, ha llamado la atención porque el brote surgió entre la comunidad menonita, que se opone activamente a la vacunación bajo el argumento de “libertad mediática”. Esto complica aún más los esfuerzos por controlar la difusión del virus. Anteriormente, este asunto también estuvo vinculado a temas políticos. El conocido político estadounidense y ministro de Salud, Robert F. Kennedy Jr., quien promueve activamente ideas antivacunas, visitó personalmente las zonas afectadas por el brote para “consolar” a los padres de los niños fallecidos. Sin embargo, no hizo un llamado oficial a vacunarse, sino que promovió métodos alternativos de prevención del sarampión, como administrar vitamina A a los niños. La ciencia refuta claramente la eficacia de esta recomendación: investigaciones demuestran que la vitamina A, en dosis elevadas, no puede prevenir la infección y puede ser perjudicial para el hígado. La vacunación desempeña un papel clave en la lucha contra el sarampión. Según el CDC, dos dosis de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR), tienen una eficacia cercana al 97%. Por eso, esta vacuna se considera una herramienta fundamental para prevenir epidemias y reducir el número de casos nuevos en EE. UU. La efectividad de la vacuna ayuda a frenar la propagación del virus, siempre y cuando se logre una alta cobertura vacunacional en la población. A pesar de la amenaza de nuevos brotes, los expertos resaltan la importancia de aumentar la concienciación y la inmunización mediante vacunas. Recordaron que el sarampión no es solo una enfermedad histórica; sigue siendo una enfermedad infecciosa real y bastante peligrosa, capaz de causar complicaciones graves e incluso la muerte. Sin embargo, gracias a la vacunación activa, la cantidad de casos en EE. UU. ha disminuido notablemente, y las epidemias actuales pueden superarse con responsabilidad colectiva y confianza en la ciencia y la medicina.

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