Miles de serbios salieron a las calles para honrar la memoria de las víctimas de la tragedia en la estación de trenes de Novi Sad

El jueves 1 de mayo, el pueblo serbio volvió a manifestarse en las calles para rendir homenaje a los fallecidos como resultado del colapso de un toldo en la estación de trenes de la ciudad de Novi Sad, una tragedia que se cobró la vida de 16 personas el año pasado. Esta fecha es significativa: seis meses desde el trágico incidente que conmovió no solo a una ciudad en particular, sino a todo el país. Personas de diferentes partes del país se congregaron frente a la estación central en Novi Sad para colocar flores y encender velas en memoria de los que fallecieron. Durante unos minutos prevalecieron la profunda tristeza y el silencio, que simbolizaban el luto y el respeto. Después, los asistentes marcharon en una columna hacia el centro de la ciudad, realizando una marcha pacífica con banderas y pancartas en las que se leía: "Novi Sad recuerda". Mientras tanto, en la capital del país, Belgrado, sindicatos y organizaciones estudiantiles también se unieron a las protestas. Exigen cambios sustanciales en la legislación laboral y en las leyes sobre el derecho a huelga, demandas que consideran imprescindibles ante este período especialmente tenso. Los estudiantes, que se han convertido en la fuerza principal de las protestas que en los últimos meses han ido en aumento, protestan contra la corrupción y las acciones del gobierno, especialmente en lo que respecta a situaciones de emergencia en el sistema ferroviario. Según los organizadores, la tragedia en Novi Sad no fue un simple accidente, sino el resultado de una corrupción sistémica y la negligencia de las autoridades respecto a la seguridad. La falta de controles adecuados y las reparaciones deficientes del toldo provocaron que, bajo condiciones meteorológicas adversas, la estructura colapsara, causando la muerte de 16 personas —principalmente pasajeros que esperaban sus trenes. Muchos consideran que esta tragedia fue un claro ejemplo de cómo las redes de corrupción afectan objetos de infraestructura vitales. Además, el presidente serbio, Aleksandar Vučić, quien hace unas semanas intentaba contener sus emociones y no reaccionaba públicamente a las protestas, ha recibido cada vez más críticas. Sus opositores le acusan de ignorar conscientemente los problemas de las personas comunes y de usar la fuerza y la represión para reprimir las manifestaciones masivas de disconformidad. Vučić, por su parte, asegura que busca la estabilidad y llama al diálogo. Un escándalo reciente en la sociedad se vio incrementado por las declaraciones del presidente, quien afirmó: «Si se demuestra que en las protestas se usaron armas de sonido u otro tipo de armas prohibidas, renunciaré». Estas palabras generaron aún más preguntas y llamados a la transparencia respecto a las acciones de las fuerzas del orden durante las manifestaciones. Estudiantes y profesores universitarios siguen siendo algunos de los participantes más activos en este amplio movimiento social. No solo recordaron a las víctimas en actos conmemorativos en torno al monumento, sino que también asumieron el papel de impulsores del cambio. En el campus de la Universidad en Novi Sad apareció un memorial —una gran roca con la inscripción: “Novi Sad recuerda”, simbolizando la memoria eterna y llamando a las autoridades a actuar de manera más responsable y transparente. La situación en el país continúa siendo tensa. Las autoridades, bajo presión de la ciudadanía, intentan disminuir el ímpetu de las protestas, pero las opiniones populares solo crecen. Las manifestaciones masivas han unido a quienes exigen justicia por la tragedia en Novi Sad, así como a aquellos que buscan cambios en el sistema y un mayor control sobre las redes de corrupción. La comunidad está discutiendo activamente los desarrollos futuros. Científicos y analistas pronostican que aumenta la probabilidad de nuevas protestas masivas si las instituciones gubernamentales no escuchan la voz del pueblo y no implementan las reformas necesarias. Mientras tanto, se espera que en los próximos meses las dinámicas políticas y sociales sigan enfrentándose en una lucha por la justicia y la seguridad en las carreteras, estaciones de tren y otros objetos clave de infraestructura del país. Según los expertos, estos acontecimientos son solo una parte de una tendencia más amplia de insatisfacción en la sociedad serbia, que busca cambios y lucha contra la corrupción. Al mismo tiempo, el clima político seguirá siendo tenso y el camino hacia reformas profundas será largo y difícil, pues la lucha por la honestidad y la transparencia en el sistema enfrenta todavía muchos desafíos por superar.