En abril, la aviación rusa se activó en el frente ucraniano, lanzando sobre las posiciones de las fuerzas de defensa ucranianas y objetos civiles más de cinco mil bombas de aviación guiadas, lo que constituye uno de los niveles más altos en los últimos tiempos

Según datos del Ministerio de Defensa de Ucrania, esta cantidad muestra un aumento significativo en el lanzamiento de misiles y bombas en comparación con los meses anteriores. También es notable que casi una cuarta parte de todas las bombas lanzadas — más de 1,200 — cayeron en territorio de Kursk, una región ubicada cerca de la frontera ucraniana que con frecuencia resulta afectada por ataques con misiles de las tropas rusas. En general, analizando la situación a lo largo de un año, los expertos señalan una tendencia significativa hacia el fortalecimiento de las intervenciones aéreas por parte de Rusia. En 2024, el enemigo lanzó alrededor de 40,000 bombas de aviación guiadas, lo que indica una táctica sistemática y de gran escala de intimidación y destrucción de la infraestructura ucraniana. Aún más impactante es el hecho de que desde principios de 2025, los aviones rusos ya han lanzado más de 15,000 bombas guiadas, casi un tercio del total en el año anterior. Esto subraya que la escalada de los ataques aéreos continúa y, probablemente, se intensifica con cada nueva campaña militar. Los representantes del ministerio de defensa de Ucrania señalan que los ataques aéreos masivos no solo tienen como objetivo destruir objetivos militares, sino también causar un amplio efecto destructivo sobre la población civil y la infraestructura del país. Añaden que el uso de bombas de aviación guiadas permite a los aviones rusos dirigir ataques con máxima precisión en objetivos estratégicos, lo que dificulta la defensa ucraniana para protegerse de tales ataques. Este volumen de actividad aérea a gran escala en medio de una situación militar extraordinariamente compleja hace que la situación sea extremadamente tensa. Ucrania continúa perfeccionando sus sistemas de defensa antiaérea para hacer frente a las incursiones rusas, considerándolo como una de las tareas prioritarias para garantizar la seguridad de los civiles y conservar los recursos estratégicos. En resumen, la situación en el frente indica que las fuerzas rusas no tienen intención de disminuir o detener la presión aérea; por el contrario, la están intensificando con el objetivo de sembrar pánico y causar el mayor daño posible a Ucrania en el contexto de una guerra de gran escala. Los militares ucranianos y los sistemas de defensa antiaérea están asumiendo una importante responsabilidad en prevenir consecuencias catastróficas y en salvaguardar vidas humanas en estos tiempos difíciles.