Cambios en los enfoques diplomáticos y políticos del dictador: el papel de Macron y Starmer en convencer a Trump respecto a Putin

En un giro inesperado, la política estadounidense hacia Rusia ha experimentado cambios significativos. Según informes del periódico Politico, fue el presidente francés Emmanuel Macron y la primera ministra británica Kira Starmer quienes actuaron como catalizadores para que el presidente de EE.UU., Donald Trump, dejara de ignorar o minimizar la importancia de Vladimir Putin. Esto resultó de largos esfuerzos diplomáticos no públicos que duraron varios meses y que estuvieron dirigidos a cambiar la retórica y la postura del líder estadounidense respecto al dirigente ruso. De acuerdo con fuentes que prefirieron mantenerse en el anonimato y que tienen representación en gobiernos europeos, el paso de Trump con su retórica modificada fue resultado de esfuerzos coordinados entre los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, quienes insistían en persuadir a su homólogo estadounidense para reducir la presión sobre el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y, al mismo tiempo, enfocarse más en Putin. Fue un proceso diplomático complejo, pero el argumento principal, de que el líder ruso supuestamente lo presentaba como un tonto por su crítica pública y falta de respeto, jugó un papel crucial para convencer a Trump de cambiar su enfoque. Según las fuentes, durante las consultas en Londres y París, los esfuerzos para convencer al presidente de EE.UU. estuvieron coordinados por el asesor de seguridad nacional del Reino Unido, Jonathan Powell, y el ministro de Defensa, Joni Gilly. Trabajaron estrechamente con el embajador británico en EE.UU., Mark Burnett. El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lemi, informó que en lo que va del año ha tenido 13 conversaciones con el secretario de Estado de EE.UU., Mark Rubbio, en el marco de esta campaña diplomática. De igual forma, Starmer y Trump mantuvieron "casi" la misma cantidad de conversaciones, destacando la importancia de esta línea de comunicación. Londres y París coincidieron en señalar que Putin demuestra falta de respeto hacia EE.UU. y Zelensky, incumpliendo sistemáticamente los acuerdos y los altos el fuego que él mismo había declarado. Para los diplomáticos europeos, un factor clave fue el componente humano: resulta que Trump reacciona especialmente a las pérdidas humanas, lo que le hizo aún más evidente que Rusia, bajo el liderazgo de Putin, no merece confianza. Al evaluar la situación, diplomáticos y analistas europeos señalaron que tras meses de una política de silencio o de "suave", Trump comenzó a darse cuenta de la tontería en la que ha estado envuelto, en la que el uso que Putin hace de su falta de atención a ciertos aspectos casi se convirtió en una amenaza directa. Un diplomático francés no identificado afirmó que la estrategia de Macron y Starmer consiste en transmitir al líder estadounidense que no se puede confiar en Putin, ya que no solo ignora los intereses de EE.UU., sino que también aprovecha esta indecisión para sus propios fines, lo que podría tener consecuencias destructivas para la seguridad global. Al valorar este trabajo diplomático, los analistas advirtieron sobre el posible riesgo de que la política cambiada de Trump sea temporal y pueda revertirse rápidamente —especialmente en el contexto del agravamiento de la situación interna en EE.UU. El analista principal del centro de análisis estadounidense Brookings Institution, Steven Pifer, comentó que Trump previamente tenía una "zona ciega" respecto a Putin —una falta de percepción de sus presiones y del desprecio por las solicitudes de EE.UU.—. Sin embargo, sus recientes declaraciones en redes sociales sugerían que Trump ha comenzado a comprender que el Kremlin y los intereses rusos abusan de su confianza y utilizan la situación en su propio beneficio. Por lo tanto, aunque la campaña diplomática iniciada a nivel europeo ya haya producido cierto cambio en la postura en Washington, la pregunta sigue siendo cuánto tiempo funcionará esta estrategia y si podrá modificar enfoques fundamentales en la política exterior de EE.UU. respecto a Rusia en general. Al mismo tiempo, no hay que olvidar que la política es una prioridad por encima de todo, y cada paso hacia el fortalecimiento o debilitamiento de sanciones, confianza o desconfianza puede tener consecuencias de largo alcance tanto para Ucrania como para la seguridad mundial en su conjunto.