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Вladimir Putin ha ordenado oficialmente cambiar el nombre del aeropuerto de Volgograd a «Stalingrado», confirmando así sus intenciones de devolver el nombre histórico y simbólico de la ciudad, conocida en el mundo como uno de los centros clave de la Segunda Guerra Mundial

Chas Pravdy - 30 abril 2025 10:16

Solo unas horas después de su visita a la ciudad, el presidente de Rusia firmó un decreto correspondiente, que cambia radicalmente la percepción de uno de los principales nodos de transporte en la parte sur del país. Esta decisión fue el resultado de una petición del liderazgo local, que, por parte del gobernador de la región de Volgograd, Andriy Bocharov, vino de veteranos y participantes en el conflicto que lucharon en la guerra contra Ucrania. Según Bocharov, fue precisamente la ciudadanía, la voz experimentada y literal de quienes vivieron los años más duros de la guerra, la que insistió en devolver el «antiguo» nombre — «Stalingrado». La prensa política señala que esta solicitud provocó la comprensión de Vladimir Putin: él afirmó que la palabra de esas personas para él es ley, y hará todo lo posible para escuchar su voz. Tras esta declaración, el presidente, sin perder tiempo, convocó de inmediato una reunión en Volgogrado para firmar un decreto que oficialmente cambia el nombre del aeropuerto local. Según fuentes, este documento fue firmado justo antes de su salida de la ciudad, lo que confirma convincentemente la importancia y valía de este paso político para el gobierno del Kremlin. Minsk, por su parte, aún no ha desmentido ni confirmado detalles adicionales sobre los procedimientos de cambio de nombre, aunque está claramente claro que Moscú se está preparando para una campaña a gran escala en la recuperación de ideas históricas vinculadas con la imagen de la Rusia moderna y el concepto de una ciudad heroica. Paralelamente, en el contexto de declaraciones históricas, "Actualidad" recuerda que hace unos días, del 8 al 10 de mayo, en San Petersburgo, se cambió temporalmente el nombre del aeropuerto de Pulkovo, renombrándolo a «Leningrado». Esto forma parte de una tendencia más amplia que refleja el deseo del poder de fortalecer nombres con valor histórico relacionados con la era soviética y el heroico pasado del país. Respecto a las analogías históricas, hay que recordar que este año Putin ya visitó Volgograd, cuando, por ejemplo, en todos los caminos que conducen a la ciudad, se reemplazaron las señales de tráfico que indicaban «Volgograd» por señales temporales de «Stalingrado». Esto forma parte de pasos sistemáticos que demuestran el interés del poder por resaltar su herencia simbólica, así como por reforzar la imagen de la ciudad como símbolo de la lucha heroica del pueblo soviético en tiempos difíciles. Esta decisión de Putin y su participación directa en el proceso de cambio de nombre, sin duda, parecen ser un intento de consolidar en la memoria histórica de los rusos la imagen de una ciudad que alcanzó la fama no solo por los hechos bélicos sino también por su vínculo simbólico con la lucha por la imagen soviética y rusa. Considerando el contexto actual de desafíos políticos internos y externos, este paso forma parte de la estrategia estatal para promover una plataforma ideológica pública basada en imágenes históricas de un pasado heroico.

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