En los círculos de información y militares rusos resuena un nuevo episodio importante que concierne a un alto mando militar, quien fue eliminado la semana pasada como resultado de la explosión de un automóvil en las afueras de Moscú
Se trata del teniente general Yaroslav Moskalyk, que ocupaba cargos clave en el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa y era una de las figuras centrales en la planificación y coordinación de las acciones bélicas, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania. Según información obtenida de fuentes confiables, en particular del medio "Novaya Gazeta Europa", este evento recibió una amplia repercusión gracias a los detalles publicados en un necrológico publicado en la revista oficial del Ministerio de Defensa de la RF. Ahí se confirma que Moskalyk no solo estaba estrechamente ligado a la cúpula de la jerarquía militar, sino que también participaba activamente en una serie de medidas estratégicas relacionadas con la guerra en Ucrania. De acuerdo con el informe, Yaroslav Moskalyk se dedicaba a preparar documentos y materiales para Vladímir Putin y el ministro de Defensa Andriy Baloüsov respecto a la situación en Ucrania, analizando el desarrollo de las operaciones militares y las perspectivas políticas del adversario. Esto lo convertía en una de las figuras clave en el ámbito de la planificación estratégica, que influía directamente en las decisiones tomadas en el Kremlin. Además, las fuentes informan que desde 2015 hasta 2021 Moskalyk formó parte de delegaciones del Ministerio de Defensa de la RF en grupos de trabajo encargados de cuestiones de seguridad en el marco del Grupo de Contacto de Minsk. Participaba activamente en discusiones y en la resolución de asuntos relacionados con la regulación del conflicto en el este de Ucrania. Por tanto, su papel en los procesos diplomáticos y militares era bastante importante y no se limitaba únicamente a actividades militares. Desde el inicio de la invasión a gran escala de Rusia en Ucrania, que comenzó en febrero de 2022, Moskalyk ocupaba un cargo responsable de supervisar los cambios de turno y las unidades en los grupos de mando de operaciones del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Esto significa que estaba directamente involucrado en la logística y en el mando táctico durante los períodos de combates activos. En cuanto a las circunstancias de su trágica muerte, la mañana del 25 de abril fue fatídica para Moskalyk. La explosión de un vehículo en Balashicha — una ciudad situada justo al lado de Moscú — cobró la vida del teniente general del Ministerio de Defensa de la RF. Según "Vazhnykh Istoriy", precisamente en esa estructura trabajaba Moskalyk, y ella era considerada una de las principales en la planificación de las operaciones rusas, especialmente en Ucrania. La explosión fue tan potente que sus efectos alcanzaron una significativa parte de la infraestructura circundante. El 26 de abril, las agencias de seguridad rusas hicieron un anuncio resonante, informando sobre la detención supuestamente del agente de los servicios secretos ucranianos Ignat Kuzín, a quien acusan de estar implicado en el asesinato de Moskalyk. Esto provocó un amplio eco en el sistema de guerra de información entre Moscú y Kiev. Al mismo tiempo, las autoridades ucranianas, en particular el Servicio de Inteligencia Exterior, emitieron un breve pero claro comentario, anunciando la eliminación de una persona de alto rango en los mandos militares rusos. Las indicaciones sobre que estas acciones tendrán consecuencias a largo plazo para las estructuras filo-rusas, y en particular para la dirección de las operaciones militares rusas, ya comienzan a manifestarse de manera paulatina en los informes públicos y en las evaluaciones político-estratégicas. La muerte de Moskalyk constituye un episodio más en una serie de acontecimientos que alteran el equilibrio de fuerzas en el contexto de la guerra entre Ucrania y Rusia, y suscita muchas preguntas sobre el curso futuro de las campañas militares rusas y la dinámica interna en el mando ruso. Al mismo tiempo, este trágico hecho vuelve a subrayar el alto nivel de secretismo y el peligro que rodea a las estructuras militares y de inteligencia del país agresor, así como el precio que pagan los altos cargos por su participación en un conflicto prolongado.