En Kiev, los empleados del Servicio de Seguridad de Ucrania llevaron a cabo una operación importante, durante la cual detuvieron a un ciudadano ruso que trabajaba para los servicios secretos rusos y que planeaba realizar atentados graves en el centro de la capital

La detención fue sorpresa para el criminal, y actualmente se encuentra bajo arresto. Su actividad ya genera muchas preguntas sobre la escala de los planes hostiles contra Ucrania. Según fuentes oficiales, un ciudadano ruso de 47 años, que anteriormente residía en Kiev más de una década, fue acusado de espionaje en favor de los servicios secretos rusos — FSB. Se sospecha que desempeñaba el papel de un agente encubierto, que preparaba sabotajes y atentados en zonas clave de la ciudad. Este ciudadano trabajaba en el sector de medios de comunicación, en particular en una estación de radio ucraniana, al tiempo que cumplía con tareas de la dirección rusa. De acuerdo con la investigación, el detenido se dedicaba a actividades de espionaje, incluyendo seguir vehículos cercanos a edificios administrativos de las autoridades defensivas en el centro de Kiev. Para realizar sus tareas, utilizaba fotografías ocultas, simulando llamadas telefónicas — por ejemplo, apoyando el teléfono en la oreja de manera que parecía que realizaba una llamada importante — y transmitía la información a sus supervisores mediante mensajeros instantáneos. Según la investigación, el principal objetivo de los servicios secretos rusos era recopilar inteligencia en infraestructura de importancia estratégica para la defensa del país. Un interés especial suscita el plan de los asesinos desde Rusia para prender fuego a vehículos con el fin de generar inestabilidad en Kiev. Según la SBU, al agente ruso se le asignó colocar artefactos explosivos en ciertos automóviles, que recibieron marcas — posteriormente, en modo remoto, debían activar explosivos caseros para crear caos y desestabilizar la situación en la ciudad. Esto subraya la gravedad de los objetivos de los servicios secretos rusos en nuestra ciudad, que buscan sembrar pánico y desacreditar a las autoridades ucranianas a través de mercenarios extranjeros. La detención fue posible gracias al trabajo efectivo de los expertos en ciberseguridad de la SBU, quienes realizaron inteligencia en las cercanías de uno de los objetos defensivos en Kiev. Como resultado, se confiscó al detenido un teléfono móvil, con el cual transmitía información a sus colegas rusos y también registraba objetos de infraestructura. Actualmente, el hombre se encuentra en un centro de detención preventiva y espera juicio. Se le notificó la sospecha conforme al artículo 114-2 del Código Penal de Ucrania — espionaje. Este arresto es solo un ejemplo de la activa labor antiterrorista de los servicios especiales ucranianos. En abril, la SBU informó sobre la detención de una mujer de 30 años en Boryspil, que, bajo órdenes de los servicios secretos rusos, planeaba instalar una minicámara para ajustar un ataque con misiles contra objetivos ucranianos en la región de Kiev. Esto evidencia qué tan profundamente han penetrado las agencias rusas en el entorno de seguridad y inteligencia ucraniano, y cuán crucial es implementar medidas sin precedentes para prevenir actos terroristas. En general, estas detenciones confirman las intenciones agresivas exteriores de Rusia y subrayan que las fuerzas del orden y los servicios especiales ucranianos trabajan a pleno rendimiento para impedir que los enemigos concreten sus planes y para proteger la paz y la seguridad en el país. Sin embargo, cada caso también es un recordatorio constante de la existencia de peligros permanentes y de la necesidad de mantenerse vigilantes en la lucha contra cualquier manifestación de terrorismo y actividades subversivas por parte del agresor.