En Chequia tuvo lugar un incidente que causó una amplia repercusión y generó una oleada de discusiones sobre la tolerancia y el nivel de cultura política del país
La semana pasada, en la ciudad de Brno, durante una manifestación de los principales partidos populistas SPD, Trikolora, Svobodny y PRO, un joven con la bandera de Ucrania fue atacado por una multitud de manifestantes, lo que provocó el rechazo tanto del público como de las autoridades de orden público. Según informaciones de la policía checa, el incidente ocurrió el 24 de abril por la tarde tarde. Videos publicados en redes sociales, especialmente en X (antes Twitter), muestran la escena de un conflicto tenso. En las imágenes se puede ver a un grupo de manifestantes, que corean consignas ofensivas y numerosas llamadas a volver a Ucrania, dirigiéndose verbalmente contra las personas presentes, entre ellas el joven que sostenía la bandera ucraniana. Tras pequeños insultos y reproches, uno de los manifestantes intentó arrebatarle la bandera, y luego uno de los participantes en la multitud lo derribó de un golpe. Este incidente rápidamente escaló a una pelea, en la que participaron varias personas más, causando un caos adicional. La víctima acudió a la policía con una denuncia del incidente, y actualmente las autoridades llevan a cabo una investigación para esclarecer todos los detalles del suceso. La policía de Chequia en una transmisión en directo confirmó que el caso será tratado desde la perspectiva del derecho penal y determinará si se han violado artículos penales. El líder del partido local SPD, Tomio Okamura, afirmó en una entrevista para el sitio iDnes que el ataque ocurrió después de la manifestación política y que fue un incidente imprevisible. Según él, el joven supuestamente primero atacó a una mujer checa indefensa, lo que habría dado motivo a la autodefensa. Okamura condenó categóricamente cualquier forma de violencia y subrayó que es importante mantener la armonía y distinguir entre provocaciones y motivaciones políticas genuinas. No guardan silencio los representantes de la sociedad civil. La defensora del pueblo en materia de derechos humanos, Klára Šimáčková-Larencziová, condenó en su red social X el ataque, calificándolo como una manifestación de odio y agresión astuta. “Es la forma más odiosa de prejuicio y odio agresivo. Me pondré en contacto de inmediato con las autoridades para investigar este incidente. Confío en una sanción justa para los responsables”, escribió ella. También voces similares de políticos y activistas. Durante una manifestación cerca del ayuntamiento de Brno, los participantes criticaron duramente al gobierno actual, divulgando declaraciones provocadoras respecto a los refugiados ucranianos, la comunidad LGBT+ y los migrantes del Sudeste. En particular, Okamura insistió en que el presupuesto de Chequia habría sido “despilfarrado” en refugiados ucranianos, y prometió tomar “medidas duras”, incluyendo el retorno de los refugiados a su país y la cancelación de permisos de residencia para los ucranianos que no trabajan y reciben ayuda social. Además, el político Innokentij Reichl de PRO fue aún más radical, afirmando que en la guerra en Ucrania la culpa la tiene el propio país agresor y su gobierno, y calificó a Volodymyr Zelensky de “díctador”. Esto generó una ola de críticas y condenas por parte de la comunidad internacional y expertos informados. Cabe señalar que en Chequia, la confianza en el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky sigue siendo alta: según estudios, los checos tienden a confiar y apoyar más al gobierno ucraniano, mientras que en Eslovaquia la actitud hacia Ucrania es más neutral o con cierta simpatía hacia las autoridades rusas. Sumado a la tensión, desde principios de febrero de este año, el presidente checo Petr Pavel firmó una ley que refuerza significativamente la protección de los refugiados ucranianos. La ley aumenta las penas por actividades en beneficio de estados extranjeros y complica la obtención de ciudadanía para solicitantes con ciudadanía rusa. Estas medidas generaron amplio eco en la sociedad y se justifican dentro del marco de un aumento en la seguridad del país. En general, los eventos en Brno constituyen otra evidencia de los complejos procesos sociopolíticos que atravesa Chequia, recordando la existencia de profundas divisiones en la sociedad: por un lado, la lucha por los valores democráticos y la apertura, y por otro, el radicalismo y la xenofobia. Es importante que el discurso político ponga el foco en la necesidad de superar estos fenómenos y buscar caminos comunes para un desarrollo más consolidado, en un país que, hoy en día, forma parte activa de la comunidad europea.