En Estados Unidos, una ciudadana con una enfermedad grave y sus hijos fueron deportados a Honduras: un incidente sangriento y controversias políticas
En Estados Unidos, en medio de un aumento en el control migratorio, se ha desatado una historia escandalosa que ha provocado una ola de indignación en la opinión pública y en círculos de derechos humanos. Funcionarios gubernamentales deportaron a una niña con un cáncer metastásico grave, a su hermana mayor y a su madre, todo ello sin un proceso judicial adecuado ni acceso a abogados. Este caso se ha convertido en un ejemplo de la dureza del sistema de inmigración, que, según críticos, está cada vez más ignorando los derechos básicos de los ciudadanos estadounidenses, especialmente aquellos que necesitan atención médica urgente. Según la información de la cadena CNN, el incidente ocurrió el 24 de abril: ese día, la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) realizó una operación rápida y muy contundente de deportación. Según la representante del equipo de abogados, Erin Gebert, la familia asistía a una cita programada en el marco del Programa de Supervisión Intensificada de Inmigrantes, pero se le había ordenado previamente que llevara a sus hijos y pasaportes. Sin embargo, durante la reunión, la madre se dio cuenta de que algo no marchaba bien: no le permitieron acceder a abogados estadounidenses y posteriormente supo que había sido detenida junto con sus hijos. También informó que dos agentes de ICE esperaban en la sala antes de que comenzara la cita, y pronto la familia fue detenida. Solo unas horas después, la niña con cáncer —una joven de solo siete años que lucha contra un cáncer metastásico— fue deportada junto con su madre y su hermana mayor a Honduras. La familia fue deportada en menos de 24 horas desde su detención, y sin que a los abogados de la familia se les permitiera preparar objeciones o apelaciones. La abogada subraya que sus clientes recibieron una orden de deportación sin ningún acceso a asesoría legal, y en pocas horas los pusieron a bordo de un avión con destino a un país de América Central. La rapidez y la geografía del proceso generan ira en círculos de derechos humanos. La abogada afirmó que presentaron solicitudes oficiales en la oficina regional de ICE en Nueva Orleans, solicitando que se suspendiera la deportación, basándose en la nacionalidad de los niños y en el estado médico crítico de la menor. Sin embargo, en menos de 24 horas, los familiares tuvieron que despedirse de la niña con cáncer, que ya requería atención médica especializada. "Mis clientes fueron deportados más rápido de lo que pude defenderlos," dijo Gebert. "No tuvieron acceso a mí ni a ningún abogado, y esto es otro ejemplo de cómo se violan de manera brutal los derechos básicos de los ciudadanos de EE. UU. en los procesos de represión migratoria." Este caso ha provocado un amplio debate y declaraciones críticas sobre el sistema de deportaciones establecido. La mayoría de los defensores de derechos humanos subrayan que esto constituye otra muestra de desprecio por los derechos constitucionales, en particular los derechos de los niños y los aspectos humanitarios en situaciones que requieren un enfoque especial. En respuesta a las críticas, representantes del gobierno intentan justificar las acciones afirmando que EE. UU. no deporta a ciudadanos del país y que solo deportan a madres que han tomado la decisión de llevar a sus hijos al extranjero. En una entrevista en la cadena NBC en el programa "Meet the Press", el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, calificó la situación como "una situación valiosa y clara": “Si una mujer cruza ilegalmente la frontera y tiene un niño de dos años, debe haber una elección — permitirle llevarse al niño o separarla de la madre.” Añadió que EE. UU. tiene el derecho de deportar incluso a ciudadanos si están en el país ilegalmente, promoviendo de esta forma la separación familiar cuando es conveniente para el Estado. La reacción de la izquierda cívica y las organizaciones de derechos humanos es evidente: el caso de la deportación de una niña enferma, que atraviesa una crisis de salud, es inaceptable y demuestra un enfoque sistemático de ignorar los derechos humanos. Exigen revisar las prácticas de deportación y garantizar un enfoque humanitario para las familias en situaciones críticas. Esta historia es una muestra más de cómo, en la sociedad estadounidense moderna, la política migratoria se ha convertido cada vez más en una herramienta de régimen represivo que destruye vidas humanas y divide familias sin considerar los riesgos ni los valores humanos. La responsabilidad de esta situación catastrófica recae no solo en los órganos ejecutivos, sino también en la orientación política general, que permite adoptar un enfoque duro e implacable ante los problemas migratorios.