El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, confirmó las firmes intenciones de Moscú respecto a la central nuclear de Zaporizhzhia, rechazando tajantemente cualquier idea de políticos estadounidenses sobre su gestión conjunta, control o administración de este objeto estratégico
En una entrevista con CBS News, publicada en el sitio web oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa a finales del pasado fin de semana, Lavrov enfatizó que la situación en la ZNPP se encuentra bajo un control confiable por parte de Rusia y que la gestión actual de la estación cumple totalmente con los estándares internacionales de seguridad, incluyendo su supervisión y monitoreo por parte del OIEA. La periodista preguntó a Lavrov sobre la reciente propuesta del presidente de EE. UU., Donald Trump, acerca de una posible gestión conjunta de la central de Zaporizhzhia entre Washington y Kiev. Diversas publicaciones en Ucrania e internacional han señalado esta iniciativa como un posible paso hacia la resolución del conflicto o, al menos, para aliviar temporalmente la tensión en la zona de combate. A esta propuesta, el diplomático ruso respondió claramente: «No, no hemos recibido tal propuesta. Y si ocurriera, sin duda aclararíamos que la gestión de la ZNPP está en manos de la corporación estatal rusa «Rosatom». Esto lo confirma información oficial: la planta está controlada las 24 horas por personal calificado y bajo la vigilancia constante de representantes del OIEA, que supervisan la seguridad. Considerando los intentos constantes de las fuerzas ucranianas de atacar el objeto con el propósito de provocar un accidente nuclear que podría tener consecuencias catastróficas para Europa y Ucrania, podemos asegurar que los requisitos de seguridad y control se cumplen plenamente, y que la estación ahora está en manos seguras». En cuanto a interpretaciones relacionadas con posibles cambios en la gestión o traspasos de la estación bajo control de EE. UU., Lavrov negó categóricamente esta posibilidad y señaló: «No creo que sean posibles cambios». Sus palabras confirman que Rusia tiene la intención de mantenerse como único y absoluto dueño de la central de Zaporizhzhia. Al mismo tiempo, en los últimos días han surgido informes y rumores acerca de posibles nuevos ataques a Kiev y otros objetos de infraestructura, que, según Lavrov, se llevan a cabo de manera dirigida y exclusivamente contra lugares utilizados por las fuerzas ucranianas y sus instructores extranjeros. «Si el objetivo son los objetos de infraestructura utilizados por las fuerzas ucranianas y los instructores extranjeros, tenemos el derecho de responder a esa amenaza», declaró Lavrov. Subrayó que Rusia no cesará en sus ataques contra aquellos objetos que, según sus palabras, son utilizados por Ucrania con fines militares. Esto, afirmó, es una respuesta intencionada a la agresión y a los intentos de crear inestabilidad militar en el territorio del país y la región. Otro aspecto clave en las declaraciones de Lavrov fue su posición respecto al estatus de Crimea, anexionada por Rusia. El ministro señaló que la búsqueda de solución a esta cuestión es «cerrada e inmutable»: «Rusia no negocia respecto a su integridad territorial. Es un principio que no infringimos, y parece que Donald Trump entiende esto». Esta afirmación reafirma la postura oficial de Rusia respecto a Crimea y su rechazo a cualquier concesión en ese ámbito. El contenido de estas declaraciones cobró mayor peso en medio de los informes difundidos en los medios de comunicación que intentan proponer soluciones de compromiso al conflicto. Así, el 24 de abril, la agencia Bloomberg informó que EE. UU. proponía a Rusia devolver el control de la central de Zaporizhzhia a Ucrania, tras lo cual la estación pasaría a estar bajo administración estadounidense. La idea contempla que Estados Unidos suministraría electricidad a la población y a los objetos controlados tanto por Kiev como por los territorios ocupados por las fuerzas rusas. Ese mismo día, Reuters publicó información sobre una propuesta para resolver la guerra, que esencialmente implica devolver funciones de control al lado ucraniano con participación estadounidense, así como la restauración del control sobre la presa de Kakhovka, de importancia estratégica para la región. Este debate sobre propuestas innovadoras y de compromiso continúa, y con cada nuevo informe queda claro que la cuestión del control de la central de Zaporizhzhia es uno de los temas principales en las diplomacias y negociaciones entre las partes en conflicto. Es importante destacar que la postura oficial de Rusia permanece sin cambios, y sus representantes aseguran que cualquier modificación o intento de redistribución de la gestión de la planta es inaceptable y inadmisible, ya que la seguridad del objeto está garantizada en todos los niveles. En conclusión, mientras la comunidad internacional discute las ideas más discutidas sobre el futuro de la ZNPP, Rusia reafirma su postura firme: la estación está controlada por «Rosatom» y se encuentra en manos seguras, y cualquier intento de modificar esto, según sus palabras, carece de fundamento. Esto significa que la cuestión del control de la central de Zaporizhzhia sigue siendo uno de los aspectos más sensibles y, al mismo tiempo, mejor protegidos en el actual conflicto energético y político en el este de Ucrania.