El embajador ruso en Alemania volvió a estar en el centro de un escándalo al aparecer sin invitación en un evento conmemorativo dedicado a la Segunda Guerra Mundial, lo que provocó una verdadera oleada de rechazo y indignación entre los asistentes

El incidente ocurrió en la ciudad de Torgau, donde el 25 de abril se conmemoró el 80º aniversario del histórico apretón de manos entre militares estadounidenses y soviéticos en el río Elba, símbolo de la reunión de despedida al finalizar la guerra en Europa. El embajador de Rusia, Serguéi Necháev, asistió a la ceremonia sin ninguna invitación, lo que sorprendió a los organizadores y a los invitados. El diplomático, acompañado de periodistas y residentes locales, expresó la importancia de recordar a los soldados caídos: “Debemos recordar a aquellos que defendieron nuestra libertad. Este día es especialmente significativo para nosotros”. Sin embargo, su aparición no fue bien recibida: entre los presentes se escucharon no solo voces de indignación, sino también silbidos y abucheos. Previamente, el embajador de Ucrania en Alemania, Oleksii Makeiev, había pedido no permitir la presencia del diplomático ruso en el evento y subrayado la inconveniencia de su presencia, especialmente considerando la situación política actual. Sobre la reacción de la comunidad alemana, que no lo recibió con alegría, Necháev comentó que "no siento eso, me siento cómodo aquí". Además, tuvo una breve conversación con varios asistentes, y en su solapa llevaba una cinta de color negro y naranja — símbolo que, según la propaganda rusa, supuestamente representa la Segunda Guerra Mundial. Las reacciones de los líderes políticos en el país tampoco se hicieron esperar. El canciller del estado federal de Sajonia, Michael Kretschmer, dirigió una expresión clara a Necháev, manifestando su preocupación por las acciones militares actuales de Rusia contra Ucrania. “Fue Rusia quien inició la guerra contra nuestro país en 2014, no en 2022. Ella debe negociar y poner fin a esta guerra, y solo ella”, dijo el político, sugiriendo una clara violación del derecho internacional. Kretschmer también abordó las pérdidas humanas, reconociendo el gran número de víctimas del ejército soviético, pero destacó que la victoria en Europa fue lograda gracias a un esfuerzo multinacional conjunto: “En los combates participaban no solo rusos, sino también ucranianos, bielorrusos y georgianos. Sería más correcto y valioso ver entre los participantes a representantes de estos pueblos”. Mientras tanto, la situación alrededor del embajador ruso en Alemania continúa desarrollándose. La semana pasada, Necháev apareció sin invitación en el memorial de las alturas de Zeelowitz, lo que generó críticas y preocupaciones. Las amenazas de medidas policiales por parte de la administración del memorial, en caso de que el diplomático intente volver a acudir, no pasaron desapercibidas. La guerra en el país de Europa del Este y sus consecuencias siguen siendo un tema candente en Alemania. Por un lado, el homenaje a la memoria del pasado; por otro, conflictos políticos y dificultades diplomáticas en torno a las expresiones de la presencia rusa en eventos de significado histórico. Todos estos hechos muestran cuán centrados permanecen en el foco de atención de la política y la sociedad alemanas los enfrentamientos, y cuán difícil es a veces fomentar un diálogo en un contexto de tensión política y heridas históricas.