Según las últimas informaciones publicadas por los periodistas de la agencia Bloomberg, Estados Unidos se está preparando para presentar a Rusia condiciones claras para alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania

De acuerdo con la información recibida, en el marco de su plan estratégico de paz, Washington pretende exigir a Moscú una serie de concesiones importantes relacionadas exclusivamente con cuestiones ucranianas y la seguridad regional. En el centro de atención está el reconocimiento por parte de Rusia del derecho de Ucrania a su potencial defensivo propio, incluyendo la creación y funcionamiento de sus propias fuerzas armadas, así como la posibilidad de desarrollar su industria de defensa. Uno de los puntos clave de la posición estadounidense es la devolución a Ucrania de la jurisdicción sobre la central nuclear de Zaporiyia, la más grande del país y una de las más potentes de Europa. Este asunto debe convertirse en un componente importante del futuro tratado de paz, ya que el control sobre la central influye significativamente en la seguridad energética y en la estabilidad de la soberanía ucraniana. Según fuentes familiarizadas con las consultas internas en la administración de Estados Unidos, el enviado especial del presidente Donald Trump, Steve Vitkoff, ya tiene la intención de plantear este tema en la próxima reunión con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Como indican los interlocutores, durante el diálogo Estados Unidos busca lograr la devolución por parte de Rusia del control total sobre la central nuclear de Zaporiyia, previendo su posterior transferencia bajo supervisión estadounidense. Esto permitiría a Estados Unidos suministrar electricidad a las regiones que actualmente están bajo control de diferentes partes en conflicto, tanto bajo soberanía ucraniana como bajo ocupación rusa. Según la estrategia de la administración estadounidense, este paso podría convertirse en un elemento importante para estabilizar la situación energética en la región. No menos importante es la cooperación fructífera respecto al paso del río Dnipro — una arteria hídrica estratégica que tiene gran importancia para el control y el suministro de recursos. Estados Unidos también insistirá en que Kiev recupere bajo su control una parte significativa de la región de Járkov, ocupada actualmente, como uno de los principales objetivos de la diplomacia ucraniana. Lamentablemente, los representantes del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., del Departamento de Estado y del propio Steve Vitkoff se negaron a comentar estas informaciones, dejando abierta la cuestión sobre los próximos pasos de Estados Unidos en este ámbito. Al mismo tiempo, anteriormente se informó que la administración de Trump ya entregó a Ucrania en París un documento de una página, que se presenta oficialmente como la "propuesta final" para una solución pacífica. En dicho documento, Estados Unidos expresó su disposición a reconocer el control de Rusia sobre Crimea, así como a aliviar las sanciones actualmente impuestas a Moscú. Sin embargo, la posición del liderazgo ucraniano permanece inamovible: Kiev sostiene que la soberanía ucraniana internacionalmente reconocida sobre Crimea es inviolable y que Ucrania no está dispuesta a aceptar las acciones de ocupación de Rusia. Estas propuestas generan tensiones significativas en la Unión Europea y entre los aliados de Estados Unidos. En concreto, el periódico Financial Times informa que varios diplomáticos europeos expresan su preocupación ante la posibilidad de que el carácter unilateral del proyecto de "acuerdo de paz" bajo las propuestas estadounidenses, y su posible aprobación por Moscú, puedan socavar la seguridad transnacional. Tales acciones podrían desbalancear la solidaridad transatlántica e incluso poner en duda la cumbre de la OTAN prevista para finales de junio. En este contexto, se reactivan los debates públicos sobre el futuro de la resolución del conflicto en Donbás y en otras regiones. Queda abierta la pregunta de si la paz será posible bajo el cumplimiento de estos planteamientos o si se podrán mantener los valores y la seguridad compartidos. La situación diaria se complica, y los juegos geopolíticos adquieren nuevos matices, exigiendo de la comunidad internacional máxima cautela y responsabilidad.