La profunda mañana del 24 de abril estuvo marcada por un nuevo ataque masivo por parte de Rusia en territorio ucraniano, lo que una vez más subraya la escalada de la situación en materia de seguridad y la naturaleza inalterable de los ataques rusos a objetos estratégicos y ciudades del país
Según datos de las Fuerzas Aeroespaciales de las Fuerzas Armadas de Ucrania, durante la noche se llevó a cabo un ataque combinado contra el cielo ucraniano, cuyo objetivo era destruir infraestructuras y objetos vitales en Ucrania. En general, más de 215 misiles y drones enemigos fueron lanzados contra Ucrania — una cifra que indica uno de los ataques más masivos de los últimos meses. La dirección principal del ataque fue Kiev, que tradicionalmente se convierte en objetivo de las tropas rusas. Sin embargo, además de Kiev, también sufrieron daños y se produjeron destrucciones en varias otras regiones: en Járkov, Dnipropetrovsk, Zhytómyr, Zaporiyia y Khmelnytskyi. Las fuerzas de defensa antiaérea ucranianas demostraron una alta eficiencia: como resultado de sus esfuerzos, al menos 112 objetivos enemigos fueron destruidos de los 215 planeados. En particular, se lograron impedir los lanzamientos de 7 misiles balísticos Iskander-M y KN-23, dirigidos desde las regiones de Bryansk, Vorónezh y Kursk en Rusia. Además, las fuerzas radioeléctricas ucranianas lograron derribar 31 misiles de crucero Х-101 procedentes de bombarderos estratégicos Tu-95MS desde el área de la región de Saratov. Otros 6 misiles de crucero Iskander-K y 4 misiles Kalibr, enviados desde el Mar Negro, también fueron interceptados por la defensa aérea ucraniana. Además, se usaron misiles aire-aire guiados Х-59 y Х-69, que no alcanzaron sus objetivos o fueron destruidos. Una actividad especialmente intensa se observó en relación con los drones-espía y los drones de ataque Shahed. En total, desde las regiones de Rusia — Bryansk, Millerovo, Kursk, Primorsko-Akhtarsk, así como de Crimea, que está temporalmente ocupada — fueron derribados más de 145 drones de ataque y 68 drones espía, lo que representó pérdidas para el enemigo pero no causó daños graves en el territorio ucraniano. En cuanto a la defensa aérea activa, los pilotos ucranianos de los F-16 y Mirage, que realizaban tareas de interceptación y destrucción de objetivos enemigos, merecen reconocimiento. Según cálculos de las fuerzas armadas ucranianas, gracias a su destreza lograron derribar más de una docena de objetivos en el aire, incluyendo misiles balísticos y de crucero. Cabe señalar que el ataque ruso provocó daños en infraestructuras y objetos en varias regiones. A pesar de ello, las fuerzas ucranianas continúan con una lucha activa por la seguridad del país, cumpliendo tareas importantes para proteger el espacio aéreo. Los empleados de las Fuerzas Aeroespaciales enfatizan que los sistemas energéticos y de transporte, a pesar de las pérdidas, permanecen en foco de su trabajo y son capaces de resistir nuevos desafíos. En general, esta operación nocturna volvió a demostrar la alta preparación combativa de la aviación ucraniana y de los sistemas de defensa aérea, así como el espíritu de lucha de las fuerzas ucranianas. Ellos están decididos a seguir enfrentando la agresión, a defender su tierra y a mantener su independencia. Al mismo tiempo, el enemigo, ignorando las normas internacionales y la solidaridad humanitaria, no logra detenerse en su búsqueda de golpes puntuales, aumentando el riesgo para la población civil y la infraestructura del país. Los resultados del ataque nocturno confirman una vez más que la defensa ucraniana sigue siendo fuerte e inquebrantable.