La Casa Blanca entra en una nueva etapa de juegos diplomáticos en torno a Nord Stream 2: posible levantamiento de sanciones y retorno del gasoducto ruso a un control total
Según información filtrada a los medios a través de Politico, la administración del presidente Donald Trump está considerando la opción de eliminar las restricciones que previamente se implementaron respecto a este importante proyecto energético, así como a otros activos energéticos rusos, en el contexto de posibles acuerdos con Moscú para poner fin a la guerra en Ucrania. El significado de esta posibilidad es difícil de sobrestimar. Según fuentes que prefieren mantener el anonimato, la reapertura de Nord Stream 2 podría proporcionar a el Kremlin recursos financieros significativos, pero la decisión depende completamente de la voluntad política de la Unión Europea. Actualmente, los europeos están presionando para retirar a Rusia del mercado de suministros energéticos, intentando reducir su dependencia del gas ruso. Por lo tanto, la perspectiva de volver a comprar a través de este gasoducto parece improbable en el contexto de la estrategia europea de diversificación de fuentes de energía. Sin embargo, para las autoridades rusas, eliminar las sanciones sería una victoria diplomática valiosa y una concesión importante por parte de Estados Unidos, que podría aliviar las tensiones y elevar el estatus de Moscú en la arena internacional. Este tema se ha vuelto especialmente relevante en el contexto del agravamiento del conflicto en Ucrania, ya que cualquier cambio en la política hacia la energía rusa tiene el potencial de impactar en el panorama geopolítico de la región. Según fuentes, el actor clave que promueve activamente la idea de levantar las sanciones es Steve Wintruff, enviado especial del presidente de EE. UU. Se sabe que ha declarado públicamente sus buenas relaciones con Vladimir Putin y que ha encargado a su equipo preparar una lista completa de las sanciones relacionadas con el sector energético ruso que aún permanecen en vigor. Sin embargo, dentro de la administración, esta iniciativa enfrenta resistencia. En particular, el secret fire de Estado, Marco Rubio, y el secretario de Seguridad Interior y líder del Consejo de Dominación Energética de la Casa Blanca, Dagan Berbaum, se oponen a estos alivios. Además de la resistencia interna, existe preocupación por un posible descuido por parte de Wintruff respecto a la magnitud del beneficio económico que Estados Unidos podría obtener al restablecer relaciones comerciales con Moscú. Existe el riesgo de que el enviado haya sido engañado por la propaganda rusa o que no tenga una comprensión clara del posible daño que tal paso podría causar a los intereses estadounidenses. Simultáneamente, respecto a Nord Stream 2, en los círculos políticos se discute la perspectiva de levantar también las restricciones sobre el proyecto de producción de gas natural licuado “Arctic LNG-2”. Este gasoducto podría suministrar hasta 13,2 millones de toneladas de gas anuales si las sanciones se levantan. Esto abre un nuevo frente en la diplomacia energética, con la potencial expansión de las importaciones de gas ruso a Europa a través de rutas alternativas. Fuentes recientes informan que en la administración varias figuras privadas están defendiendo activamente esta idea. En particular, Stephen Lynch, director de Monte Valley Partners y conocido experto en la compra de activos energéticos previamente controlados por Rusia. Lynch se especializa en la adquisición de compañías petroleras rusas y recursos naturales, incluyendo Yukos, la cual compró en 2007 a un precio reducido. Últimamente, adquirió la filial suiza de Sberbank y presentó una solicitud al Departamento del Tesoro de EE. UU. para obtener autorización para comprar el gasoducto Arctic LNG-2. Otra figura importante involucrada en la reintegración de activos energéticos rusos en inversión estadounidense es el exfuncionario de inteligencia y cercano a Putin, Matthias Varnig. Aunque fue sancionado por EE. UU., actualmente trabaja en la idea de reactivar el gasoducto con apoyo de inversores estadounidenses, mediante contacto personal con el equipo de Trump. A pesar de todo, estas iniciativas siguen siendo bastante arriesgadas y requieren cautela. La administración Trump, mediante esfuerzos de altos cargos y influyentes cabilderos, busca convertir este juego diplomático en una ventaja propia. Al mismo tiempo, críticos advierten que los riesgos económicos y de seguridad son tan elevados que levantar las sanciones podría desencadenar una nueva escalada de tensiones en los frentes energético y geopolítico. En general, la situación respecto a un posible levantamiento de sanciones sobre Nord Stream 2 y otros proyectos energéticos rusos continúa siendo uno de los temas más candentes en el ámbito diplomático de EE. UU. y la Unión Europea. La decisión de sus gobiernos tendrá un impacto importante no solo en la seguridad regional, sino también en la economía energética global y en las políticas futuras.