En Washington continúan las discusiones internas sobre la posible levantamiento de sanciones a Rusia, en particular en el ámbito energético, lo que genera tensiones y contradicciones dentro de la administración del presidente de EE
UU., Donald Trump. Aunque la posición oficial del gobierno estadounidense, expresada por representantes del secretario de Estado, Marco Rubio, y del enviado Vitkoff, niega cualquier discusión sobre aliviar sanciones o revisar su política respecto a Rusia, fuentes en la Casa Blanca informan lo contrario. Según información obtenida de varias fuentes bien informadas, ya se están llevando a cabo debates internos en Washington sobre la eliminación de restricciones, en particular contra el gasoducto "Nord Stream 2" y ciertos activos rusos en Europa. Actualmente, este tema figura en la agenda en el contexto de posibles negociaciones con Moscú para poner fin a las hostilidades entre Rusia y Ucrania. Los participantes en estas discusiones explican que uno de los principales objetivos es lograr un acuerdo que pueda aliviar el bloqueo energético y facilitar la situación política en torno a Rusia. El enviado especial de EE.UU., Steve Vitkoff, que desempeña un papel importante en promover estas ideas, supuestamente encargó a su equipo elaborar una lista completa de las sanciones impuestas por Washington a Moscú, con la intención de reevaluarlas o levantarlas. Sin embargo, posteriormente, en una declaración conjunta, la Casa Blanca, Vitkoff y Rubio rechazaron esa información. Aseguraron claramente que no se están discutiendo aliviar sanciones y que, en definitiva, esa información es totalmente falsa y una provocación irresponsable por parte de Politico, que, según indicaron, realiza declaraciones sin pruebas. En medio de varias fuentes de la administración se informa que, aunque la idea de levantar las sanciones a Rusia está sobre la mesa, actualmente no cuenta con apoyo entre los principales funcionarios de la Casa Blanca. En particular, el secretario de Estado, Marco Rubio, se opone activamente a esa iniciativa y busca detener su difusión. Igualmente, el ministro del Interior, Daga Bergam, que encabeza el Consejo de Dominancia Energética —el órgano responsable de la política energética de EE.UU.—, mantiene una postura firme en contra. Su postura refleja una profunda polarización interna en la élite estadounidense respecto a los enfoques hacia las sanciones contra Moscú. Además, existe la especulación de que Steve Vitkoff pudo haber sido informado de forma incorrecta sobre las consecuencias económicas de una posible flexibilización de las sanciones o de la reactivación de las relaciones comerciales con Rusia. Según otras fuentes, entre funcionarios estadounidenses circula la idea de que una decisión así pudo haber sido provocada intencionadamente por Moscú con el fin de desinformar a Washington y crear condiciones favorables para promover los intereses energéticos del Kremlin. Expertos señalan que en los círculos internos hay una lucha difícil entre los partidarios del fortalecimiento energético—como el representante Bergam, que aboga por abrir nuevos mercados para el gas natural licuado (GNL) estadounidense— y quienes prefieren enfoques más pragmáticos y cautelosos respecto a la eliminación de sanciones. Entre aquellos que se oponen a suavizar las restricciones, se mencionan a Vitkoff y sus partidarios, que consideran que restablecer la cooperación energética con Moscú podría representar un “golpe mortal” a los intereses del sector petrolero y gasístico estadounidense. Cabe recordar que previamente los medios informaron sobre actividades de cabildeo del ex agente de la Stasi, Matthias Warnig. Según informes, Warnig, quien desde la década de 1980 mantiene estrechas conexiones con círculos energéticos rusos, intenta impulsar en EE.UU. la reactivación del proyecto "Nord Stream 2". Las instituciones oficiales de la Unión Europea han advertido que este gasoducto no responde a los intereses de seguridad europeos y que no es un proyecto respaldado por todos los países de la UE. En general, la situación en Washington sigue siendo tensa y multifacética. Ante las divergencias internas, todavía es difícil determinar la postura definitiva de la administración respecto a las sanciones contra Rusia. Sin embargo, una cosa está clara: la cuestión de levantar o fortalecer las restricciones sigue siendo uno de los temas más sensibles y delicados en la política estadounidense, capaz de afectar no solo la diplomacia, sino también el equilibrio energético mundial y la seguridad en Europa.