El ministro de Asuntos Exteriores de Lituania condena el posible reconocimiento de las reclamaciones rusas sobre Crimea y advierte sobre las amenazas para el sistema internacional

El ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Kyjstutis Budriś, expresó una vez más su enérgica condena ante los posibles pasos que podrían seguirse en el marco de las negociaciones diplomáticas respecto a Ucrania y en torno a la cuestión de Crimea. En su declaración, subrayó que cualquier reconocimiento y legitimación de las pretensiones de Rusia sobre la península anexionada representan un peligro serio para el orden jurídico internacional actual. Según sus palabras, tales acciones socavan las normas establecidas y evidencian un apoyo directo al agresor, que ya mantiene ilegalmente la tierra ocupada desde hace ocho años. El jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Lituania enfatizó que la cuestión de Crimea no puede ni debe ser objeto de negociaciones o compromisos. “Esto no puede ser tema de discusión”, afirmó en un comentario a la radio lituana LRT. “Este territorio es sumamente sensible y delicado, y cualquier reconocimiento de su estatus como legal o legítimo sería una señal para otros posibles agresores de que, si ocupas un territorio y lo mantienes durante varios años, puedes reclamar el derecho a poseerlo.” Respecto a las recientes iniciativas diplomáticas, en particular las posibles conversaciones entre EE. UU. y Rusia sobre el fin de la guerra en Ucrania, Budriś señaló que la situación deja muchas interrogantes sin resolver y que aún está lejos de llegar a resultados concretos. En opinión del ministro lituano, en esta situación compleja surgen múltiples interpretaciones y perspectivas, pero es evidente que actualmente no existe ningún acuerdo firmado ni oficial, y que cualquier información sobre consensos debe tomarse más bien como especulación que como pasos reales. Además, en su comentario, Budriś expresó preocupación por los informes que indican que la dirigencia estadounidense, incluido el expresidente Donald Trump, podría considerar la aceptación de las reclamaciones rusas sobre Crimea. Tales intenciones calificó como “consideraciones que van más allá del derecho internacional” y resaltó que acciones de este tipo podrían dañar gravemente la reputación de EE. UU. en la arena mundial. En su discurso advirtió que las apuestas son altas: “Al cuestionar los principios del derecho internacional y el estatus de Crimea, abrimos la puerta a consecuencias impredecibles. Este camino puede llevar al caos y a la aparición de demonios que será cada vez más difícil controlar.” Según el ministro lituano, un mayor debilitamiento de la autoridad de EE. UU. podría reducir su influencia y capacidad para establecer reglas del juego mundiales basadas en su hegemonía política y militar. “Si en el escenario internacional comienzan a escucharse pasos que contravienen los principios actuales, esto reducirá significativamente la influencia diplomática de EE. UU. y socavará su autoridad como líder global”, afirmó Budriś. Es importante analizar esta situación y sus posibles consecuencias en un contexto más amplio, que regularmente discuten las comunidades internacionales. En las últimas semanas, surgieron informaciones de que la administración del expresidente Donald Trump supuestamente estaría considerando aceptar las reclamaciones rusas sobre Crimea, lo que provocó críticas y temores por parte de los aliados europeos. Según informes de los medios, en París la semana pasada se presentó un documento de una página, que alegadamente sería la “propuesta definitiva” para resolver el conflicto entre Ucrania y Rusia. En el documento se discutía la posibilidad de un reconocimiento formal por parte de Rusia del control sobre Crimea y la cancelación o reducción de sanciones impuestas por la Unión Europea y EE. UU. contra Moscú. Mientras tanto, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, condenó categóricamente cualquier propuesta de este tipo por parte de EE. UU., reiterando que Crimea es una parte inalienable de Ucrania y que su estatus debe determinarse exclusivamente en virtud del derecho internacional. Por su parte, el expresidente Trump y sus aliados criticaron la declaración de Zelensky, indicando que “Crimea fue perdido hace muchos años” y que cualquier intento de reconocimiento oficial por parte de Rusia dañaría posibles negociaciones diplomáticas en el futuro. Surgen muchas preguntas acerca de la conveniencia y las posibles repercusiones de estas declaraciones de alto nivel, ya que la cuestión de Crimea sigue siendo una de las más sensibles y polémicas en la política internacional contemporánea. Por consiguiente, la posición de Lituania, expresada por su jefe de política exterior, merece atención como una señal importante desde los ámbitos de la diplomacia global. Reafirma que cualquier intento de legalizar la ocupación, violar la soberanía y cambiar el statu quo sin el consentimiento de la comunidad internacional no solo puede agudizar el conflicto, sino también tener efectos negativos duraderos en el sistema de derecho internacional y la seguridad mundial.