Donald Trump evitó dar respuestas directas sobre el estatus de Crimea en el contexto de posibles negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania

Chas Pravdy - 24 abril 2025 02:20

En sus comentarios, que fueron pronunciados durante una reciente rueda de prensa en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el expresidente de EE. UU., Donald Trump, volvió a demostrar su capacidad para evitar evaluaciones claras sobre cuestiones importantes relacionadas con el conflicto entre Ucrania y Rusia. En particular, al responder a las consultas de los periodistas, se negó por completo a confirmar o negar su posición respecto a un posible reconocimiento por parte de Ucrania del estatus de Crimea tras su anexión por Rusia en 2014. Los expertos consultados sobre este tema señalan que este tipo de retórica indica una estrategia de incertidumbre o de contención, además de una disposición a aceptar cualquier escenario posible en los acontecimientos. Los periodistas preguntaron a Trump si apoya la idea de incluir en las condiciones de paz un punto que legitime el control ruso sobre la península de Crimea. A esto, él respondió brevemente: «Bueno, todo está bien. Solo quiero que termine la guerra, no me importa». Es sabido que para el exmandatario, una de sus prioridades es una resolución rápida y sin pérdidas de sangre para el conflicto, independientemente de las condiciones y formulaciones respecto al estatus de los territorios ocupados. En sus siguientes comentarios, Trump no ocultó su deseo de poner fin a las hostilidades, destacando que para él importa el resultado y no los aspectos jurídicos o formales. «Si ambos están contentos, ambos firmarán un acuerdo. No tengo favoritos. No quiero tener favoritos. Solo quiero que se consiga un acuerdo», señaló, insinuando posibles soluciones de compromiso que, en su opinión, podrían detener el derramamiento de sangre. En cuanto al proceso de negociación, Trump afirmó que su percepción personal de la situación es optimista: según él, las conversaciones de su enviado especial, Kí Kello, en Londres, transcurrieron bien. Añadió que es importante «hacer que dos líderes fuertes e inteligentes —Zelenski y Putin— lleguen a un acuerdo», porque solo así se podrá poner fin a las acciones hostiles y devolver la paz a la región. Por supuesto, sus palabras fueron recibidas de manera diversa entre los políticos ucranianos y expertos internacionales. La posición ucraniana, que fue reafirmada incluso antes de las negociaciones oficiales y que se ha convertido en tema de debates internos, se mantuvo firme: el 22 y 23 de abril, en vísperas de los ejercicios, el presidente Volodymyr Zelensky declaró con dureza que Ucrania no tiene intención de reconocer la ocupación rusa de Crimea. Subrayó que esta península sigue siendo y continuará siendo territorio ucraniano, y cualquier intento de legalizarla por parte de Kiev sería inadmisible. Esta postura estricta de las autoridades ucranianas fue rápidamente respondida en Moscú y en la arena internacional, señalando que por ahora es inviable suspender cualquier reclamación respecto a cambiar el estatus de Crimea. Al mismo tiempo, Trump criticó esta declaración y compartió su opinión de que «Crimea se perdió hace muchos años», y agregó que las palabras de Zelensky «dañan las negociaciones», las cuales, según él, deberían tener una oportunidad para un enfoque más flexible y un compromiso. Paralelamente, en Kiev, continúan los esfuerzos diplomáticos. Los representantes del gobierno, incluido el ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, y el jefe de la oficina presidencial, Andriy Yermak, el 23 de abril llevaron a cabo varias reuniones con socios europeos y el enviado especial del presidente de EE. UU., Kí Kello. Todos estos contactos buscan fortalecer el apoyo internacional y explorar vías para avanzar en un proceso de paz que tenga en cuenta los intereses y la soberanía de Ucrania. Así, en estos tiempos de juegos políticos y diplomáticos complejos, la atención principal se centra en la actitud de los líderes y en su disposición para hacer concesiones. Queda aún por ver si tendrán la voluntad política y la habilidad diplomática para superar las diferencias, lograr una paz real y justa, y devolver los territorios — incluido el mismo Crimea, que continúa siendo uno de los temas más polémicos y dolorosos en esta complicada partida geopolítica.

Source