La declaración de Trump sobre la paz en Ucrania provoca indignación y preocupación: en Kiev consideran que la propuesta del expresidente estadounidense es inaceptable y favorece mucho más a Rusia

Los últimos días, en los esfuerzos por resolver el conflicto en Ucrania, han llamado la atención una nueva iniciativa ruidosa: el llamado plan de paz "definitivo", que, según fuentes estadounidenses, fue propuesto por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Resultó que este documento, que fue entregado a las autoridades ucranianas durante una reunión no oficial en París la semana pasada, contiene demandas y propuestas que prácticamente consolidan la ocupación rusa y prevén importantes concesiones por parte de Kiev. Una fuente de círculos estadounidenses informa que el documento, que Trump presenta como una "propuesta final", fue presentado a funcionarios ucranianos en forma de una presentación breve de una sola página. En ella, se establece, entre otras cosas, el reconocimiento por parte de EE. UU. del control "de iure" de Rusia sobre Crimea, así como del control "de facto" de casi toda la región de Lugansk y partes de Donetsk, Jersón y Zaporiyia. Según la fuente con la que conversó "Interfax-Ukraine", las autoridades ucranianas consideran que esta propuesta es excesivamente partidaria y claramente favorable a Rusia, ya que en ella se delinean únicamente los beneficios para el Kremlin sin concesiones claras o garantías para Ucrania. Al mismo tiempo, el plan estadounidense prevé una serie de demandas que, de implementarse por Kiev, prácticamente igualarían a Ucrania con Rusia en cuanto al estatus de Crimea y los territorios ocupados. ¿Qué propone Trump? Según las fuentes publicadas, los puntos principales del documento incluyen: - El reconocimiento "de iure" por parte de EE. UU. del control ruso sobre la península de Crimea. - La creación de garantías "no concretas" de seguridad para Ucrania, que supuestamente preverían la participación de un amplio espectro de países europeos y, posiblemente, de países no europeos, en la creación de mecanismos para una operación de mantenimiento de la paz, aunque sin especificar detalles. - La "descongelación" de algunas de las regiones ocupadas, en particular, una pequeña parte de Járkov, así como la eliminación de sanciones a Rusia impuestas desde 2014, y un aumento de la cooperación económica con EE. UU., incluyendo en áreas energéticas e industriales. - Garantías de que Ucrania no ingresará en la OTAN, aunque podrá ser miembro de la UE, lo que constituye otro compromiso en el marco de los acuerdos. - Control de Estados Unidos sobre la central nuclear de Zaporiyia, que formalmente seguirá siendo territorio ucraniano, pero la gestión formal será de Washington, y la electricidad se suministrará tanto en Ucrania como a Rusia. - La demostración de intenciones de firmar un nuevo acuerdo de explotación de minerales en Ucrania, con recursos que se usarían para financiar trabajos de recuperación. Otra particularidad de este plan es su historia semi-mítica de creación. Según fuentes, el documento fue elaborado tras largos diálogos entre el enviado especial de Trump, Steve Vickoff, y el líder ruso Vladimir Putin, quien supuestamente habría propuesto congelar la línea del frente como parte de un posible acuerdo. Sin embargo, la posición oficial ucraniana se mantuvo inalterada y crítica respecto a cualquier paso que conduzca a la capitulación. La delegación ucraniana, que incluye al jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak, al ministro de Defensa, Rustem Umerov, al ministro de Asuntos Exteriores, Andriy Sybiha, y al adjunto del jefe de la Oficina, Pavlo Paliha, actualmente solo discute la posibilidad de un cese al fuego de 30 días como parte de futuras negociaciones en Londres, pero no apoya en absoluto el plan propuesto por Trump. La reacción de las autoridades ucranianas se dará próximamente de forma oficial, pero ya ahora expertos y representantes de fuerzas políticas señalan que esta iniciativa es un elemento más en la guerra de información y tensión diplomática. En la sociedad ucraniana han proliferado temores de que propuestas así puedan disminuir en realidad las posibilidades de desocupación y recuperación de territorios bajo control de Kiev. Mientras tanto, en varios círculos diplomáticos ni siquiera descartan que este documento haya sido elaborado bajo cierta presión política o como distracción frente a problemas urgentes, en particular, la situación en el frente y las crisis internas del país. Un conocido analista de Kiev señala que el valor de este plan solo alcanza el nivel de declaraciones periodísticas, y las posibilidades reales de su implementación son mínimas. Se espera que en los próximos días Estados Unidos, Ucrania y sus aliados europeos continúen discutiendo posibles vías para detener la guerra. En particular, en Londres se realizará otra reunión a la que asistirán representantes de la delegación ucraniana, incluyendo a Andriy Yermak, para discutir próximos pasos. No obstante, dada la situación actual y la reacción de toda la política ucraniana, la mayoría de los expertos coinciden en que el documento presentado por Trump solo complica el camino hacia una paz verdadera y afianza un falso "acuerdo provisional", que en el futuro puede tener un alto costo para Ucrania. Políticos y analistas ucranianos llaman a no caer en juegos políticos baratos ni en provocaciones diplomáticas, y expresan que cualquier acuerdo debe tener en cuenta los intereses estratégicos del país y la devolución de sus territorios bajo soberanía ucraniana. La protección de la independencia y soberanía sigue siendo la prioridad, y cualquier pacto que formalice la ocupación efectiva puede reducir las posibilidades de victoria futura y de restaurar la integridad territorial de Ucrania.